El encarecimiento de los precios de la energía podría disparar aún más la inflación en los próximos meses y poner así en peligro el crecimiento económico poscovid en España y en el resto de Europa, o al menos reducir la intensidad de la esperada recuperación, según advierten los expertos consultados por Efe.
«Por ejemplo, las empresas van a tener que hacer frente a facturas más caras (por la luz o el gas) en unos momentos en los que tendrán problemas de encarecimiento de otro tipo de suministros y en un contexto de subida generalizada de precios», explica el catedrático de economía de la Universidad de Sevilla Juan Torres López.
Para Torres, efectivamente el riesgo de un aumento generalizado de los precios de consumo, empujado por el encarecimiento de la energía entre otros factores, es real en toda Europa y, en su opinión, las autoridades no están atendiendo el problema con la atención que se merece.
«La subida de la inflación tiene que ver con la energía pero también con problemas de oferta, ya que hay contracción en la producción de bienes y servicios por problemas en los canales de distribución y aprovisionamiento» que vienen de lejos, pero que con la pandemia se dispararon, señala Torres.
REDUCCIONES DE PRODUCCIÓN
Gonzalo Escribano, analista del Real Instituto Elcano, cree que el alza de los precios de la energía supone un claro riesgo para la evolución de la economía y que de hecho ya se está percibiendo, con empresas que están cerrando o que están teniendo que reducir su producción a nivel global.
Mientras la electricidad está registrando máximos históricos en los mercados mayoristas de toda Europa, la cotización internacional del petróleo está recuperando rápidamente los niveles de hace tres años y el gas natural no veía precios tan altos desde 2014.
«La subida de los precios va a repercutir en las cadenas de valor: por ejemplo hay fabricantes de fertilizantes que han parado la producción porque el gas está demasiado caro. Esta decisión encarecerá los productos agrícolas», lo que a su vez se traduce en otras esferas de la economía, explica el analista del Elcano.
Sin embargo, Escribano considera que, aunque es cierto que se está produciendo una tensión inflacionista en Europa, tampoco hay que alarmarse demasiado porque «puede ser una subida de la inflación puntual y que tienda a ir remitiendo».
«Siempre que suben los precios de la energía se drena el crecimiento económico», concluye Escribano, que matiza en cualquier caso que «si nos pasa a todos, lo bueno es que no se traduciría en problemas de competitividad entre países».
EL EMPLEO, PERJUDICADO
El economista José Carlos Díez señala al empleo como un elemento que puede sufrir en este contexto: «El ascenso de los precios energéticos aumenta la inflación, lo que afecta negativamente al empleo, ya que reduce los márgenes empresariales en la industria, un factor que puede mermar la inversión y la creación de empleo».
Díez apunta que el fuerte repunte de los precios de suministros energéticos como la electricidad, el gas o el petróleo y sus derivados a nivel internacional no tiene por qué detener la recuperación económica que está experimentando España, aunque sí vaya a contener su intensidad.
«Tuvimos un segundo trimestre con un crecimiento del consumo privado espectacular del 4,5 % trimestral, pero en el tercer y cuarto trimestres se reducirá el crecimiento del consumo privado, la inversión y la creación de empleo principalmente en el sector industrial», subraya.
LA TORMENTA PERFECTA
El analista financiero Juan Ignacio Crespo advierte de que al encarecimiento de la energía se está sumando el problema del «dislocamiento» de las redes de distribución derivado de la reactivación económica tras la práctica paralización que supuso la irrupción de la pandemia.
Ello está haciendo por ejemplo que haya empresas de todos los sectores que están teniendo que interrumpir su producción porque no les llegan los microchips que necesitan para fabricar sus productos, que en su mayoría proceden de Asia.
«Esto genera escasez de productos en el mercado, lo que a su vez eleva aún más la inflación», explica Crespo, que apunta que incluso hay empresas como Ikea que se quejan de que no le llegan los tornillos que necesitan.
Crespo concluye que todo esto hace que se frene la actividad económica y que suba la inflación, debido a ese contexto de escasez de productos en una situación de fuerte demanda, derivado a su vez de las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales.
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