Hernández de Cos ha inaugurado este lunes la Tercera Conferencia de Estabilidad Financiera, organizada en cooperación con el Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI), y en su discurso ha enfatizado que la pandemia ha llegado en un momento en el que los bancos estaban mucho mejor preparados que durante la anterior crisis financiera.
La crisis de 2008 motivó las reformas implementadas en Basilea III, que se han mostrado eficaces durante la crisis del coronavirus, pero es preciso recordar que no fueron diseñadas para hacer frente a una pandemia global.
La presente crisis ha propiciado la adopción de «amplias y extraordinarias medidas de apoyo monetario y fiscal», que en gran medida han limitado el impacto en el sector bancario, que de otro modo se habría enfrentado a una recesión económica mundial en peores condiciones.
De no ser por las medidas adoptadas, ha explicado, los bancos habrían reducido su capacidad de financiar la economía real.
Un año y medio después del comienzo de la pandemia, se puede constatar que, si bien algunos bancos experimentaron «tensiones financieras», cuando la liquidez del mercado se deterioró y los costos de la financiación bancaria «aumentaron drásticamente», ningún banco internacionalmente activo «ha quebrado o ha requerido una financiación significativa del sector público desde el inicio de la pandemia».
En términos generales, los bancos han mantenido sus niveles de préstamos y otros servicios críticos para los hogares y las empresas.
Otra de las lecciones que se pueden sacar del último año y medio, ha dicho Hernández de Cos, es que el sistema bancario global ha podido «complementar y apoyar los esfuerzos de las autoridades monetarias y fiscales para mantener la actividad económica durante la pandemia», ayudando a absorber el impacto en lugar de aumentarlo, al contrario de lo que ocurrió durante la crisis de 2008.
COLCHONES DE CAPITAL
La mayoría de los bancos, ha explicado el gobernador, mantuvieron ratios de capital muy por encima de sus requisitos mínimos y colchones durante la presente crisis, pero esto se debe en gran parte al amplio apoyo fiscal y monetario y a las decisiones de las autoridades supervisoras de reducir los requisitos de capital.
No obstante, no está claro que los bancos hubieran empleado sus reservas de capital si hubiera sido necesario, y existen evidencias de que aquellos con menos margen de capital «tendían a prestar menos durante la pandemia en comparación con los que tenían más margen de maniobra».
Para mantener los coeficientes de capital requeridos, ha dicho el gobernador, los bancos pueden caer en la tentación de reducir los préstamos, prestamos que son indispensables para estimular la actividad económica; de ahí el riesgo de que la actividad crediticia se convierta en procíclica, algo que preocupa a los organismos supervisores y reguladores. EFE
A.M.