Para la líder del PP, esta «traición» explica que en su intervención para la defensa de esta norma este jueves en el Congreso de los Diputados estuviera «nerviosa» y «poco segura de sí misma», ya que sus socios de Gobierno han querido que pareciera «derrotada».
Gamarra ha confirmado el rechazo de su formación al real decreto porque, a su juicio, es «objetivamente malo», ya que «corre justo en sentido contrario a las nuevas realidades del mercado de trabajo» y ha augurado una «corta vida» a la reforma si el PP llega al Gobierno.
Gamarra se ha mostrado «absolutamente orgullosa» de la reforma del PP de 2012, que es «el marco laboral más avanzado y moderno que ha tenido nunca España» y que es el que ha permitido recuperar el empleo tras la pandemia gracias a figuras como los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE).
«Si funciona (la reforma), ¿por qué la deroga? ¿Por qué no reformarla con ambición?», ha interrogado Gamarra, que ha asegurado que el PP apoyaría la normativa si mirara «al futuro» con medidas como incentivos a la contratación indefinida o la creación de la mochila austriaca.
La portavoz del PP también ha criticado que la reforma afectará negativamente a sectores como el de la agricultura, ya que el contrato de 90 días es insuficiente para algunas campañas y derivará en «mecanización y robotización», o el automóvil, que necesita de mayor flexibilidad.
El mercado laboral necesita «medidas que vayan en el ámbito de la productividad y la competitividad», ha añadido, algo que no ve en un real decreto que incrementa la burocracia.
En réplica a Gamarra, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha asegurado estar «muy contenta y especialmente orgullosa» y ha concedido una «verdad» al PP.
«Usted dice una verdad: la votan en contra porque se coloca en las antípodas conceptuales de las relaciones laborales de nuestro país», ha añadido Díaz.
El diputado de VOX Juan José Aizcorbe ha explicado su posición en contra de la reforma laboral por motivos «de forma», ya a su juicio el real decreto no debería haberse utilizado para una reforma estructural, pero también por cuestiones «de fondo».
En concreto, se ha referido a los artículos que modifican la contratación, que ha calificado de «maquillaje nominal de los contratos que la encarece», y ha considerado que habría sido mejor ofrecer mecanismos de flexibilidad para que las empresas no solo puedan optar por el despido en caso de pasar por dificultades.
También se ha mostrado en contra de la recuperación de la ultraactividad de los convenios colectivos, cuyo único objetivo es «elevar el poder de los sindicatos de izquierdas, aquellos que recorren las calles pidiendo beneficios para los terroristas». EFE
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