Las proyecciones que maneja el Banco de España apuntan a que el país se arriesga a pérdidas de PIB «significativas» si el conflicto en Ucrania se agrava o se alarga en el tiempo debido a cómo penalizaría la guerra las expectativas de hogares y empresas, afectando al consumo.
Éste es uno de los mensajes que ha trasladado el gobernador, Pablo Hernández de Cos, en un encuentro con el sector empresarial sobre el impacto del ataque ruso a Ucrania, según ha informado el banco central este martes.
En su análisis, ha incidido en que además de los efectos en los precios de la energía, los intercambios comerciales y en el plano financiero, la invasión también tiene una «influencia negativa» sobre la economía derivada de cómo perjudica los niveles de confianza.
Concretamente, ha señalado que los agentes tendrían dificultades «para anticipar los desarrollos económicos futuros, en particular por lo que respecta a la evolución previsible de sus rentas, lo que, a su vez, pesa sobre las decisiones de consumo e inversión de hogares y empresas».
Aunque medir cómo afecta este aumento de la incertidumbre en la actividad es «difícil», los ejercicios de simulación aplicados internamente en el Banco de España «sugieren que, en algunos escenarios en los que la gravedad y la duración del conflicto fueran particularmente acusados, la pérdida de PIB debida a este canal podría ser significativa».
La presentación del gobernador ante los empresarios también recoge el encarecimiento de los precios de la energía y los problemas para acceder a cereales de Ucrania como principales impactos del conflicto.
Por el contrario, la exposición comercial directa de los países de la Unión Europea es «relativamente moderada» y «más reducida» todavía en España, aunque se prevén «efectos indirectos elevados» por las distorsiones que se pueden generar en las cadenas de suministro globales como consecuencia de las sanciones comerciales y financieras adoptadas contra Moscú.
En cuanto a sus efectos en el plano financiero, Hernández de Cos ha precisado que la exposición de los bancos europeos es en general «muy reducida», aunque también implica una mayor volatilidad en los mercados.
De hecho, ha advertido de «la notable incertidumbre que existe en cuanto a las implicaciones que podría tener, a medio y largo plazo, la exclusión de la economía rusa de los canales financieros internacionales», ya que podría derivar en «el desarrollo de mecanismos o canales alternativos más opacos».
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