miércoles, diciembre 18, 2024
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La participación del sector privado, la gran asignatura pendiente de la I+D

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En los últimos diez años, España se está quedando rezagada en ciencia y cada vez cuenta con menos investigadores en comparación con el resto de Europa, principalmente, porque la mayoría de científicos solo trabaja en el sector público y apenas encuentra oportunidades en las empresas.

Y es que la limitada implicación del sector privado en la I+d+i sigue siendo «un desafío», según un estudio del dosier «Investigación e Innovación en España y Portugal» elaborado por el Observatorio Social de la Fundación la Caixa.

Realizado por los investigadores Laura Cruz Castro y Luis Sanz Menéndez (CSIC), Tiago Santos Pereira (Universidade de Coimbra) y Cláudia Sarrico, (Universidade do Minho), el trabajo analiza la situación de los recursos humanos dedicados a la investigación en la península ibérica y avisa de que España se está quedando rezagada respecto a sus socios europeos.

El estudio explica que la creciente precariedad en el sector público ha hecho que muchos investigadores posdoctorales busquen empleo fuera de España, mientras que muchas mujeres, que se han visto «desproporcionadamente afectadas» por la falta de estabilidad laboral, han decidido, incluso, abandonar el mundo académico.

Estos factores sumados a la poca implicación de las empresas en la ciencia, está pasando factura al conjunto de la I+D+i española, que debería afrontar el desafío de aumentar el número de investigadores que trabajan en el sector privado, apunta el texto.

Según datos de Eurostat, en España, la inversión empresarial en I+D (BERD) en relación al PIB es aproximadamente la mitad de la media de la EU-27, y eso que la media de la EU-27, que representa el 1,67 % del PIB, es muy inferior a la de sus principales competidores: Estados Unidos (2,05 %) y Japón (2,60 %).

Para revertir la situación, el estudio aconseja reforzar las políticas centradas en la demanda y, con todo, advierte el estudio, existe el riesgo de que los desequilibrios entre la oferta y la demanda en la ciencia obligue a los trabajadores de alta cualificación a emigrar para buscar las oportunidades de desarrollo profesional que no encuentran aquí.

El estudio recuerda que este fenómeno ya se produjo tras la crisis financiera mundial de 2008, que provocó una fuga de cerebros en España.

No obstante, los autores confían en que las políticas de recuperación tras la pandemia de covid-19 -que también ha afectado al sistema de investigación e innovación-, serán «una excelente oportunidad para mejorar la demanda de recursos humanos en ciencia y tecnología».

«Estas políticas son fundamentales para garantizar que España no deba enfrentarse continuamente a una fuga de cerebros», avisan.

Un segundo estudio realizado por Manuel Mira Godinho y Joana Mendonça (Universidade de Lisboa), José Guimón (Universidad Autónoma de Madrid) y Catalina Martínez (IPP-CSIC), avisa de que los vínculos entre ciencia y empresa en España «son más débiles que en otras economías más avanzadas de Europa».

El informe recuerda que, actualmente, el número de patentes generadas por el sector privado está por debajo de la media europea y que las empresas emplean a menos del 6% de los doctorados españoles.

En los próximos años, avisan los autores, «la colaboración entre ciencia y empresa, y las asociaciones público-privadas serán cruciales» para que España pueda captar las ayudas europeas previstas en el marco del plan de recuperación para Europa NextGenerationEU, de la Comisión Europea.

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