2021 y 2022 fueron años especialmente complicados para todos aquellos particulares y empresas que necesitan hacer un consumo constante de combustibles como la gasolina y el diésel. Especialmente en 2022, los pecios se dispararon tanto que alcanzaron cifras históricas.
En el caso de España, el Gobierno adoptó medidas de rebaja para que llenar el depósito no acabara convirtiéndose en algo totalmente imposible para la mayoría de la población.
Esta situación se ha repetido a nivel mundial, pero en los últimos meses los precios de la gasolina y del diésel han estado contenidos. Aunque su precio continúa siendo elevado, está lejos de los topes alcanzados el año pasado.
La puesta en marcha de inversiones para crear nuevas refinerías, y actualizar las ya existentes, podría tener consecuencias muy positivas para los consumidores en relación al precio de los combustibles fósiles.
La tormenta perfecta para la subida de precios
En los dos últimos años el precio del petróleo ha estado al alza, pero lo que más ha influido en el incremento del coste de la gasolina y el diésel ha sido la incapacidad de las refinerías para hacer frente a una elevada demanda de combustibles.
A pesar de la emergencia climática, los combustibles fósiles continúan teniendo una gran demanda a nivel mundial, y las refinerías no eran capaces de dar abasto. Situación que se agravó todavía más cuando el trabajo en ellas se redujo a raíz de la pandemia.
Superada la crisis sanitaria, las grandes petroleras están realizando importantes inversiones para mejorar su capacidad de refino. Con más combustible en el mercado, el precio tendrá que bajar.
Una inversión que hace historia
El banco de inversión RBC Capital Markets estima que la capacidad de refino global neta se va a incrementar en 1,5 millones de barriles al día en este año y en otros 2,4 millones de barriles al día para 2024.
Este es el mayor incremento de la capacidad de refinación global neta en los últimos 45 años, y se debe a la gran inversión que están haciendo las empresas del sector.
Proyectos de refinería en México, China, Nigeria y Kuwait, que quedaron parados en su momento por la pandemia, ahora han vuelto a reactivarse.
En Estados Unidos, Exxon Mobil tiene ya en marcha el proyecto de ampliación de su capacidad de refino de la planta de Beaumont (Texas), que podrá producir hasta 250.000 barriles más por día.
Bajan los márgenes
Las refinerías están bajando los márgenes de refino, porque cuanta más capacidad de producción hay más baja el precio del producto en el mercado.
A ello hay que sumarle el hecho de que, a pesar de las sanciones internacionales, las refinerías rusas siguen operando y han encontrado nuevos puntos de venta en regiones como Asia, África o América Latina.
Buenas y malas noticias
El incremento global en la capacidad de refino tiene efectos positivos y negativos.
Las consecuencias negativas las van a experimentar las grandes petroleras, que están viendo como el margen de beneficio de refino va descendiendo poco a poco.
El incremento de la producción de diésel y gasolina tampoco tendrá efectos positivos para el medio ambiente, y puede dificultar las medidas de acción frente a la emergencia climática.
En el extremo contrario están los consumidores, que van a ser los principales beneficiarios de la bajada de los precios. Además, una rebaja en lo que cuesta llenar el depósito también hará descender la inflación, permitiendo que el mercado vuelva a una situación más equilibrada.
Si la inflación se modera más de lo que viene haciéndolo en las últimas semanas, los bancos centrales dejarán de tomar medidas como la subida de los tipos de interés, lo que repercutirá positivamente en el conjunto de la economía.