La tasa de ahorro de los hogares españoles ha estado en constante descenso en los últimos meses. A medida que el precio de los productos básicos se ha incrementado por efecto de la inflación, las posibilidades de ahorro han descendido. Esto se debe a que ahora hacen falta más recursos para cubrir las necesidades básicas.
El ahorro se ve dificultado por la inflación, pero también por el gasto excesivo en cosas o servicios que no son realmente necesarios. Los conocidos como gastos hormiga son los responsables de que muchas personas tengan una capacidad de ahorro más baja de la que realmente deberían tener.
Tipos de gastos en una economía personal o familiar
Gastos fijos obligatorios
Son necesarios y periódicos y, dado su carácter prioritario, hay que pagarlos en primer lugar. Si no se dispone de suficiente liquidez para hacerles frente, conviene recortar de otras partidas de gastos que sí sean prescindibles.
Un ejemplo de gasto fijo obligatorio puede ser el pago de la hipoteca o del alquiler.
Gastos variables necesarios
Aquí se incluyen todos aquellos que son necesarios para la vida cotidiana, y que pueden reducirse o aumentarse según las circunstancias. Si se desea ahorrar, se pueden tomar medidas sobre ellos para reducirlos.
Algunos ejemplos de este tipo de gastos son el gasto en alimentación o el recibo de la luz.
Gastos superfluos o discrecionales
Son totalmente prescindibles y siempre resulta buena idea reducirlos, incluso eliminarlos totalmente. No obstante, están asociados a deseos o necesidades puntuales, y eso provoca que esta sea la categoría de gasto más difícil de controlar. Es precisamente dentro de ella donde se incardinan los gastos hormiga.
Son gastos superfluos la compra constante de prendas de ropa que no son realmente necesarias, o comer fuera de casa todos los fines de semana.
¿Qué son los gastos hormiga?
Son esos pequeños gastos del día a día a los que apenas se les presta atención. Lo que los caracteriza es que son innecesarios, se podría prescindir totalmente de ellos o, al menos, sería posible reducirlos en una gran medida.
Los gastos hormiga son gastos regulares, de escasa cuantía y que se realizan casi de forma inconsciente. Por ejemplo, tomar todos los días un par de cafés fuera de casa, o el pago de servicios de streaming a los que no se les saca partido.
Tomar café todos los días fuera de casa no parece nada relevante de cara al ahorro. Pero resulta serlo cuando se hace el cómputo mensual. Si cada café cuesta 1,50 euros y se toman dos de lunes a viernes, en una semana se ha gastado solo en café 15 euros, que al mes suman 60 euros.
Sumando todos los gastos de este tipo, la media por persona está en unos 150 euros al mes. Dinero que, ahorrado, supondría tener 1.800 euros más al finalizar el año.
Cómo identificar los gastos hormiga
Poner en orden las finanzas personales o familiares requiere empezar por conocer los ingresos y gastos mensuales que hay que afrontar. Esto se puede hacer con ayuda de una hoja de cálculo, o con algo tan sencillo como papel y lápiz, creando una columna para cada partida.
Dentro de los gastos, los mismos se pueden clasificar en atención a lo necesarios que son, para ver si se pueden eliminar, o en qué medida se pueden reducir.
Tratándose de gastos hormiga, estos resultan ser innecesarios, por lo que en la mayoría de los casos pueden reducirse casi al 100%.
Para identificar si se está ante un gasto de este tipo, hay que prestar atención a las siguientes características:
- Se producen de forma regular: por días, meses o años.
- Su cuantía no es elevada.
- Son prescindibles. Se podría buscar otra alternativa, como llevar al trabajo en un termo el café hecho en casa.
- El gasto se hace de una forma casi inconsciente o hasta impulsiva, como cuando se compra un paquete de chicles cada vez que se ve uno en el supermercado.
Ejemplos típicos de gastos hormiga
No todo el mundo incurre en los mismos pequeños gastos, pero hay algunos que son bastante comunes:
- Comprar «tentaciones» en el supermercado en lugar de ceñirse a lo que está en la lista de la compra.
- Compras online de productos que no hacen falta y que se compran por impulso si se perciben como gangas.
- Cuotas mensuales de servicios que no se utilizan: el gimnasio al que no se acude, las plataformas de streaming a las que no se les saca partido…
- Gastos en alimentación que no son necesarios: snacks, comida a domicilio, cafés fuera de casa y similares.
- Transporte, cuando ese desplazamiento podría hacerse andando o en bicicleta.
¿Cómo controlar y reducir los gastos hormiga?
Para maximizar la capacidad de ahorro no es necesario eliminar del todo los gastos hormiga, pero sí es aconsejable reducirlos todo lo posible.
Lo primero que hay que hacer es analizar la situación particular de la persona e identificar cuáles son los gastos de este tipo en los que suele incurrir de manera mensual. A continuación, se cuantifican los mismos.
Para muchas personas, ver la cantidad de dinero que están gastando en cosas a las que no les dan importancia, es motivación más que suficiente para tomar medidas de ahorro.
Identificados y cuantificados los gastos hormiga, se puede establecer un orden de prioridades entre ellos para determinar cuáles se van a eliminar totalmente y cuáles se van a reducir solo en parte.
Una buena manera de tener un mejor control sobre los mismos es destinar una partida para ellos dentro del presupuesto mensual. Por ejemplo, 50 euros al mes para todos los gastos hormiga. Una vez que ese dinero se agote, no habrá más hasta el mes siguiente.
Dado que los gastos hormiga son, básicamente, caprichos, renunciar a ellos puede no resultar sencillo. A fin de impulsar el ahorro, es buena idea establecer unos objetivos o razones que motiven para hacer el sacrificio. Como la posibilidad de hacer un viaje soñado, o de poder dar la entrada para un coche nuevo.