En el complejo mundo de las finanzas personales, una de las claves para alcanzar la estabilidad económica es crear y mantener un fondo de emergencia. Un instrumento financiero que puede llegar a ser especialmente importante cuando aparece un gasto imprevisto.
Tener un fondo de este tipo requiere planificación y disciplina. Una vez tomada la decisión de empezar a ahorrar, una parte de ese ahorro debe destinarse en primer lugar a la creación de este «salvavidas» financiero.
¿En qué consiste un fondo de emergencia?
Un fondo de emergencia es una reserva de dinero líquido que se guarda con la finalidad de poder atender a emergencias financieras o gastos que no estaban planeados. Por ejemplo, para sufragar el gasto que supone el sufrir una avería grave en el coche, o para comprar una nevera si la actual se ha estropeado.
En el caso de personas cuyos recursos económicos son de nivel medio, la aparición de imprevistos que dan lugar a un gran desembolso de dinero puede convertirse en un problema.
Si no se dispone de dinero en ese momento, habrá que recurrir a la financiación externa, y esto implicará acabar pagando una gran cantidad de intereses.
El fondo de emergencia evita esto. Su finalidad es aportar liquidez y estabilidad económica en momentos de crisis. Acabando con la necesidad de acudir a préstamos que pueden dar lugar a un endeudamiento excesivo.
El fondo tiene que ser líquido, por lo que tiene que estar formado por activos que sean fácilmente accesibles. Puede materializarse en dinero depositado en una cuenta, o en activos que se puedan convertir de manera rápida en efectivo.
Ventajas de contar con un fondo de emergencia
Aporta tranquilidad
Tener guardada una pequeña cantidad de dinero a la que solo se va a recurrir en caso de urgente necesidad, aporta mucha tranquilidad con respecto a la situación económica propia o de la familia. Porque se sabe que, si surge un gasto imprevisto, se va a poder hacer frente a él en todo o en parte con lo que se tiene ahorrado.
Evita el endeudamiento
Una de las claves para conseguir ahorrar es reducir las deudas lo máximo posible. Con el fondo de emergencia se puede atender a necesidades imperiosas de dinero que implicarían tener que acudir a un préstamo si no se contara con esa reserva.
Protege el patrimonio personal
La pérdida del empleo, o la aparición de una enfermedad o una lesión que generan gastos médicos inesperados, pueden derivar en tener que reducir el patrimonio para obtener dinero líquido que permita sufragar los nuevos gastos que han surgido. Por ejemplo, vender el coche, o deshacerse de algunas joyas.
Por el contrario, si se cuenta con un fondo de emergencia, ante una situación de este tipo se tienen un colchón económico que evita tener que recurrir de primeras a deshacerse de elementos patrimoniales.
Otorga protección frente a la incertidumbre
Hacer frente a una mudanza, o a un cambio de trabajo, se vuelve más sencillo cuando se tiene la seguridad de que se cuenta con un fondo que da un cierto margen de maniobra hasta que la situación se vuelva a estabilizar.
¿Qué cantidad de dinero debe haber en el fondo de emergencia?
Depende de cada persona o familia, pero los expertos en finanzas personales aconsejan tener guardado el equivalente a entre tres y seis meses de gastos.
De esta forma, el primer paso necesario para crear este colchón es poner en orden las finanzas personales, calculando de la forma más exacta posible cuáles son los ingresos mensuales y cuáles los gastos fijos que hay que asumir mes a mes.
Para los gastos que no son mensuales, lo recomendable es prorratearlos. Dividir su importe entre 12 y sumar el resultado a los gastos mensuales.
Cómo crear un fondo de emergencia
Guardar la cantidad equivalente a entre tres y seis meses de gastos personales o familiares no es sencillo, requiere un importante esfuerzo de ahorro que debe ir precedido de una buena planificación.
El fondo no se crea de un día para otro, sino que se va conformando poco a poco. En un principio, la mayor parte de los esfuerzos de ahorro deben ir destinados a crear este colchón. Una vez que esté listo, el ahorro se puede dedicar prioritariamente a la inversión.
Lo que se aconseja en estos casos es abrir una cuenta corriente o de ahorro que no tendrá más finalidad que operar como depósito para el fondo de emergencia.
A continuación, hay que determinar cuánto dinero se puede ahorrar cada mes, destinando una gran parte del mismo al fondo para emergencias.
Poco a poco ese colchón irá creciendo, hasta llegar a la cifra que cada uno se haya marcado como meta. No importa si no se pueden aportar grandes cantidades cada mes, lo importante es ser constante.
Una buena forma de seguir haciendo crecer el colchón de emergencia además de con las aportaciones derivadas del ahorro, y también de mantener el poder adquisitivo que ese dinero representa, es invertir esa cantidad en un instrumento financiero de bajo riesgo y que permita acceder al dinero de manera rápida. Por ejemplo, en una cuenta corriente remunerada.
Una vez que el fondo está creado, es importante hacer reajustes de las necesidades. Si hay cambios significativos en los ingresos o en los gastos, habrá que valorar la posibilidad de seguir realizando aportaciones al fondo para adaptarlo a la situación actual.
¿Cuándo utilizar este dinero?
No cualquier gasto inesperado es una emergencia. Si el importe no es muy alto, se puede cubrir con el dinero que hay en la cuenta corriente.
En caso de que el precio a pagar sea elevado, habrá que valorar si realmente es una emergencia, o si se trata de algo que puede esperar.
Sin embargo, si llega el momento de tener que usarlo, no hay que tener miedo, porque precisamente para eso se ha creado el fondo de emergencia. Mejor gastar este dinero que recurrir a otras formas de crédito o préstamos de las que se derivarán intereses.
Una vez solventada la crisis, hay que retomar de nuevo las aportaciones para devolver al fondo la cantidad que se ha tomado del mismo. Con el tiempo y la práctica, reconstruir este fondo colchón resulta cada vez más sencillo.