La creciente digitalización de la banca y las fusiones entre entidades están llevando al cierre de miles de oficinas a nivel nacional, y con ellas también están desapareciendo los cajeros automáticos que tenían asociados.
En 2008 se alcanzó la cifra máxima de cajeros automáticos, con un total de 61.714 repartidos por toda la geografía, pero a partir de ese año empezó a producirse una desaparición paulatina que se ha ido acelerando en los últimos tiempos.
Entre 2008 y finales de 2022, un total de 16.426 cajeros han dejado de estar operativos. Esto deja la cifra por debajo de la que había en el año 2000.
La España rural es la más afectada por este fenómeno. Los vecinos de algunos municipios poco habitados enfrentan el reto de vivir sin sucursal bancaria en su localidad desde hace años, y ahora tienen también que desplazarse para operar en un cajero automático, ya sea para sacar dinero, ingresar, o hacer otras gestiones.
Según un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), alrededor de un millón y medio de españoles no tienen un cajero en el territorio de su municipio. En algunos pueblos se ha implantado el ofibus como una alternativa, que es un vehículo habilitado como oficina bancaria y cajero, que vista los municipios varias veces al mes. Pero no todas las entidades bancarias ofrecen este servicio.
¿Por qué desaparecen los cajeros automáticos?
Junto al cierre de entidades bancarias para ajustar el servicio a la demanda actual, la otra razón que explica la progresiva desaparición de los cajeros automáticos de las ciudades y los pueblos es el decreciente interés de los consumidores por el pago en efectivo.
Según cifras del Banco de España, las retiradas de efectivo en los cajeros automáticos son cada vez menos numerosas y también ha descendido la cuantía que se saca.
En 2008 se registraron un total de 1.018 millones de operaciones en los cajeros automáticos. En 2022, en el período de enero a septiembre, la cifra se había reducido a 497 millones de operaciones. El montante retirado ascendió a 87.138 millones de euros.
A nivel comercial y entre particulares, los pagos en efectivo representan un 71% de los totales, pero su volumen ha descendido 20 puntos con respecto a los datos de 2019.
La pandemia ha tenido que ver mucho en este cambio de hábitos. En los primeros meses de lucha contra el Covid-19 se recomendaba no pagar en efectivo, y los consumidores se han habituado tanto al pago con tarjeta, con dispositivos como el móvil, o incluso por Bizum, que la mayoría de ellos ya no se muestran partidarios de volver al dinero en efectivo.
Alternativas para sacar dinero sin un cajero automático
Algunas entidades están implantando un sistema de cashback como alternativa para que aquellos de sus clientes que no tienen un cajero automático cerca puedan sacar dinero en efectivo.
El consumidor acude a un establecimiento que ofrece este servicio, realiza una compra, y en el momento de pagar con tarjeta solicita el cashback por la cantidad que desea obtener.
De esta forma, si el importe de la compra es de 20 euros, se puede solicitar cashback de 30 euros. El importe total descontado de la cuenta del consumidor serán 50 euros, 20 irán a pagar lo adquirido, y los otros 30 los entregará el dependiente en dinero en efectivo a quien ha realizado la compra.
Aunque cada vez hay más bancos que ofrecen esta alternativa y no se cobra ningún tipo de comisión por ella, su uso continúa siendo bastante residual. Según los datos del Banco Central Europeo, solo un 2% de los ciudadanos de la eurozona la utilizan.