Desde finales de primer trimestre de este año la inflación ha estado mostrando síntomas de mejora, descendiendo de manera paulatina. No obstante, los expertos en economía ya habían advertido de que la situación podía revertirse durante los meses de verano, como efectivamente ha ocurrido.
La subida de precio de algunos productos básicos como el aceite de oliva y, muy especialmente, la escalada del precio de los combustibles en las últimas semanas, ha llevado a que el mes de agosto cierre con una subida de precios del 2,6% en comparación interanual y del 0,5% en relación con el mes de julio.
Tras alcanzar su tope en julio de 2022, la inflación se ha ido moderando, aunque ha experimentado algunos repuntes en febrero, abril y agosto.
Con la inflación subyacente se ha producido algo similar, aunque esta desciende a un ritmo mucho más lento. En enero alcanzó su punto más alto y desde entonces ha estado en caída, pero ha experimentado un repunte durante julio y agosto.
Encarecimiento de los combustibles
Tras la escalada de precios de 2021 y 2022, que desembocó en ayudas públicas como el descuento de 20 céntimos por litro repostado, el precio de los combustibles ha estado a la baja durante el primer semestre del año, encadenando varias semanas de caídas.
Con la llegada del verano la tendencia ha sido justo la contraria. Las tensiones internacionales en el mercado del petróleo, sumadas a la mayor demanda de combustible durante la época estival, han encarecido los carburantes. La gasolina ha subido un 7,3% en apenas un mes, y el gasóleo lo ha hecho algo más de un 11%. En ambos casos se han alcanzado máximos que no se registraban desde el año pasado.
Los especialistas creen que la subida no es algo puntual, ya que el cambio de tendencia se debe principalmente a la dinámica de mercado, en la que la demanda sube y la oferta es escasa. Si la situación continúa sin cambios, los combustibles podrían seguir aumentando de precio, como mínimo, hasta final de año.
Hacer la compra ha sido más caro tras las vacaciones
A la vuelta de unos días de descanso, los consumidores se han encontrado con que llenar la nevera les cuesta todavía más que antes de marcharse.
El aceite de oliva costaba en agosto un 8,7% más que en julio, y un 52,5% más que en el mismo mes del año pasado. La sequía y el aumento de los costes de producción hacen pensar en que el precio de este producto esencial en la cocina mediterránea se mantendrá en niveles muy elevados a largo plazo.
Por lo que respecta a la carne, ha subido especialmente el precio de la de porcino. Comparando los precios de agosto de 2022 con los de este año, el kilo de carne porcina cuesta un 15,6% más.
En las carnes de vacuno y de ave también se aprecian subidas, pero menores. La carne de vacuno es casi un 7% más cara en comparación interanual, mientras que la carne de ave costaba el pasado mes de agosto un 3% que en la misma fecha del año pasado.
Otros productos básicos como la leche, el queso y los huevos han mantenido estables sus precios, y la fruta ha bajado.
Sin embargo, hay alimentos cuyo precio ya lleva mucho tiempo disparado y que no muestran síntomas de mejoría. En el caso del arroz, el alza interanual es de un 21,6%, mientras que las patatas cuestan ahora un 18% más que hace un año. Pero el récord lo tiene el azúcar, con una subida de precio del 42,5%.
La inflación más baja de la zona euro
A pesar de que la inflación suma dos meses de repuntes en España, los datos continúan estando entre los más bajos con respecto a los Estados de la Unión Europea.
Según estimaciones de Eurostat, la inflación de la Eurozona se situó en un 5,3% durante el pasado mes de agosto.