En 2022 los precios de los productos básicos empezaron a crecer a un ritmo mucho más rápido de lo habitual, disparando la inflación, que llegó a estar por encima de las dos cifras.
Este es un fenómeno que se está produciendo a nivel mundial. A pesar de que se han registrado ligeras mejoras, ni Estados Unidos ni Europa consiguen que los precios encuentren la senda de la moderación.
En España, el primer semestre del año ha sido positivo en términos de inflación. Aunque los alimentos continúan registrando subidas de precios, la inflación ha estado a la baja. Pero en agosto se registró un cambio de tendencia.
La tasa de variación anual del IPC se situó el pasado mes de agosto en un 2,6%, tres décimas por encima del dato registrado en julio. Circunstancias como la subida de los productos básicos de alimentación y de los combustibles, han empujado de nuevo la inflación hacia arriba.
Atendiendo a los últimos estudios presentados por el Banco de España (BdE), la inflación finalizará este año por encima de la cifra prevista, y esto podría ocurrir también en 2024.
El BdE revisa al alza sus previsiones
No se prevé una bajada sustancial del precio de los alimentos a corto plazo. De hecho, algunos como el aceite de oliva continuarán subiendo por el incremento de los costes de producción y la sequía, que están dando lugar a cosechas mucho más reducidas.
Tampoco se espera una moderación del precio de los combustibles. Grandes productores como Arabia Saudí y Rusia han reducido su producción, lo que está generando tensiones en el mercado y elevando los precios semana tras semana. El barril de Brent es ahora un 28% más caro que antes del comienzo de la temporada de verano, y la situación podría mantenerse durante meses.
Todo esto ha llevado al Banco de España a revisar al alza las previsiones de inflación que había realizado para 2023 y 2024.
Para este año se esperaba que la subida de los precios de consumo se quedara en un 3,2% de promedio, pero tras la revisión se ha elevado la cifra a un 3,6%.
Las previsiones inflacionistas sobre el precio de la energía tendrán efectos a lo largo de 2024. Al desparecer las medidas de apoyo energético que están en marcha desde 2021, la inflación podría subir hasta el 4,3%. Esto son siete décimas más que la inflación que el BdE había previsto para España en 2024.
Para alcanzar el objetivo europeo de tener una inflación por debajo del 2%, habría que esperar hasta 2025. Para ese momento, el Banco de España espera que el IPC se sitúe en un 1,7%.
Una inflación «demasiado alta durante demasiado tiempo»
Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, ha manifestado que «la inflación continúa disminuyendo, pero aún se espera que siga siendo demasiado alta durante demasiado tiempo». Argumento que también mantienen desde el Banco Central Europeo (BCE).
La semana pasada, cuando el BCE anunció una nueva subida de los tipos de interés, dejó entrever que podría ser la última. Pero también se hizo referencia a que estos tipos elevados debían mantenerse de forma sostenida en el tiempo para ser realmente efectivos.
En menos de un año, los tipos de interés en Europa han pasado de estar en negativo a alcanzar su mayor repunte a nivel histórico. A pesar de ello, la inflación en la zona euro continúa entorno a un 5%, muy lejos del 2% que el BCE se plantea como objetivo.
Si la inflación normal baja a un ritmo lento, la subyacente, la que realmente interesa que esté por debajo del 2%, lo hace todavía más despacio. Esto lleva a los especialistas a pensar que la recuperación está todavía lejos.