El acceso a la energía es una necesidad básica para el ser humano. En la actualidad, sería inviable vivir sin luz eléctrica, sin conexión a Internet, o sin poder encender la calefacción o el aire acondicionado cuando las temperaturas son extremas. Pero hay muchas familias para las que el sencillo gesto de pulsar el interruptor de la luz es un gran problema.
El de pobreza energética es un término relativamente nuevo, pero que ha conseguido volverse tristemente célebre en muy poco tiempo. Un problema persistentes y silencioso que afecta de manera muy negativa a la calidad de vida de miles de hogares.
¿Qué es la pobreza energética?
El término hace referencia a la incapacidad de una persona o un hogar para satisfacer sus necesidades básicas en cuanto a energía, de una manera adecuada a sus condiciones económicas.
Cuando el coste de energías como la luz o el gas es muy elevado (como viene ocurriendo en los últimos años), las personas cono menos recursos económicos tienen dificultades para cubrir los gastos energéticos. Como consecuencia, tienen que adoptar medidas extremas que les llevan a vivir en condiciones que no son dignas.
Como suele ocurrir en estos casos, los más perjudicados por este problema son las personas mayores y los niños.
¿Cómo afecta la pobreza energética?
La pobreza energética puede manifestarse de diferentes formas:
Cortes de suministro
Cuando la situación económica de un hogar es especialmente delicada, hacer frente a una factura energética se vuelve muy difícil.
En caso de impago de facturas, los consumidores pueden sufrir desde cortes de luz o gas temporales a permanentes. Con todo lo que esto implica en el día a día de las personas.
Elección entre necesidades básicas
Un hogar calificado como especialmente vulnerable es aquel que tiene dificultades para cubrir sus necesidades básicas.
Las familias con menos recursos tienen que afrontar decisiones difíciles, como elegir entre pagar la factura de la luz, o comprar alimentos o medicamentos necesarios.
Esta insuficiente cobertura de las necesidades básicas acaba por afectar a la salud física y mental de las personas, y puede tener consecuencias a largo plazo.
En el caso de los niños, vivir en un hogar con problemas de pobreza energética puede retrasar su avance educativo.
Falta de calefacción o refrigeración
En un momento en el que las temperaturas empiezan a ser cada vez más extremas tanto en verano como en invierno, no poder mantener la casa a una temperatura adecuada es algo especialmente grave.
Porque la inadecuada climatización vuelve muy difícil el día a día, e incluso puede llegar a ser peligroso para la salud.
Los datos de la pobreza energética en España
El último Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España, de 2021, elaborado por la Cátedra de Energía y Pobreza de Comillas, destaca que esta situación afecta a unos 4,5 millones de personas.
La pobreza energética tiene mucha caras: no poder llenar la nevera, pasar el invierno en una casa con un temperatura extremadamente baja, tener que espaciar las duchas, no poder lavar la ropa con la frecuencia con la que sería conveniente, etc.
En el último período analizado, un 9,5% de la población no pudo pagar algunas de sus facturas de luz o gas.
La situación se ha venido complicando especialmente a partir de mediados de 2021, momento en el que el gas experimentó un fuerte repunte en su precio, afectando también al precio de la energía eléctrica. Después comenzó la guerra en Ucrania, fenómeno que también ha tenido influencia en el precio energético.
A nivel global, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 9 de cada 100 personas no pueden mantener en su vivienda la temperatura recomendada para los meses de verano e invierno.
Los datos de Cruz Roja destacan que el problema afecta especialmente a las mujeres (68%) y que se agrava todavía más en hogares donde viven menores de 16 años (48,9%).
En el caso de las familias monoparentales, para un 14,4% de ellas, pagar el recibo de la luz se ha convertido en una preocupación, al igual que para el 15,3% de las familias numerosas.
Pobreza energética y salud
Según un informe llevado a cabo por Cruz Roja en 2019, más de la mitad de las personas atendidas por encontrarse en riesgo de pobreza y exclusión, consideraban que su estado de salud oscilaba entre regular y malo.
Hecho que la mayoría de ellas justifican por las circunstancias en las que tienen que vivir. Ducharse con agua fría o casi fría en invierno, no poder usar un secador, pasar frío en casa, una escasa alimentación, o tener que elegir entre comprar medicamentos necesarios o pagar otras cosas también imprescindibles.
Además de la salud física, la mental también se resiente. Quien está en condiciones de pobreza energética se va sintiendo poco a poco excluido de la sociedad y ve como se le cierran puertas.
Medidas para luchar contra la pobreza energética
La pobreza energética es un problema reconocido a nivel público, y esto ha llevado a las instituciones a tomar medidas que intentan paliar la situación de los hogares más vulnerables.
Bono social de electricidad
Esta medida existe desde hace ya unos años, pero recientemente se ha ampliado su cobertura para intentar que llegue a un mayor número de personas.
Es un descuento de entre el 25% y el 40% de la factura eléctrica que se aplica de manera automática a quienes tienen reconocido el bono. En los casos más excepcionales, se puede llegar a descontar entre el 65% y el 80%.
Para mejorar la cobertura del bono social eléctrico se han aumentado los umbrales de renta desde los que se puede acceder y los colectivos a los que va destinado.
Bono social térmico
Quienes tienen reconocido el bono eléctrico y, además, utilizan gas natural, propano o butano para calentar su hogar, tienen derecho a un descuento.
El importe de esta ayuda varía según la región (se atiende a la zona climática) y al tipo de combustible que se utiliza.
Rebaja de impuestos
Hasta el 31 de diciembre de 2023 está en vigor la rebaja del IVA de la luz (ahora es de un 5%), del gas y de la biomasa y la leña que se destinan a calefacción.
También está en vigor la reducción del Impuesto Especial sobre la Electricidad (0,5%) y la suspensión del Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica.
Estas medidas se aplican a todos los consumidores, lo que contribuye aunque sea ligeramente a paliar los efectos de la pobreza energética. Pero es previsible que desaparezcan a final de año.
Otras medidas que se han venido aplicando son el tope al precio de la bombona de butano y la prohibición de corte de suministro.