Los tipos de interés están marcando máximos históricos. Hace apenas un año estaban en negativo en la eurozona y, a día de hoy, se sitúan en el 4,5%.
Hace tan solo unas semanas, el Banco Central Europeo (BCE) anunciaba una nueva subida, y manifestaba la necesidad de mantener los intereses altos durante un tiempo prolongado para que esto tenga efecto en la economía y descienda la inflación.
Desde el último anuncio de subida de los tipos de interés, se ha especulado mucho sobre si sería el último. Desde el BCE no se han manifestado ni a favor ni en contra de esta posición, pero todo parece indicar que ya no queda mucho más margen para nuevas subidas. No obstante, los incrementos aplicados hasta el momento por el organismo financiero más importante de la Unión Europea, ya está pasando factura a hogares y empresas.
La importancia de los tipos de interés en el control de la inflación
El tipo de interés es el coste que tiene el dinero. La cantidad que quienes reciben un préstamo deben abonar a su prestamista a cambio de ese dinero que han recibido de él.
Cuando los tipos de interés son altos, los consumidores de financiación bancaria (particulares, empresas y administraciones públicas) se lo piensan un poco más antes de pedir un préstamo, porque saben que les va a salir caro.
Con menos recursos disponibles porque el acceso a la financiación se vuelve más complicado, los agentes que operan en el mercado consumen menos. Esto hace bajar la demanda y provoca que los precios caigan. El resultado es que la inflación se modera, que es justo lo que busca el BCE con esta política de subida constante de los tipos de interés.
Efectos en la inversión empresarial
Los tipos de interés altos son una interesante herramienta de lucha contra las altas tasas de inflación, pero tienen otros efectos sobre quienes operan en el mercado.
En el caso de las empresas, si la financiación bancaria les resulta muy cara, la inversión se puede ver lastrada.
Muchas acaban por posponer sus planes de inversión, o dejan de lado proyectos de crecimiento.
Este fenómeno no solo es negativo para las empresas, que pierden rentabilidad, sino que también afecta a la capacidad competitiva del país e incluso a su PIB.
Bajada del consumo
Los hogares suelen recurrir a los préstamos bancarios para comprar bienes cuyo coste es elevado, como una vivienda o un vehículo.
En un momento en el que las tasas de interés son elevadas, las familias optan por reducir el consumo en todo aquello que no sea necesario, porque tienen que destinar necesariamente más dinero al pago de los intereses de los préstamos que ya tienen concedidos.
También descienden las compraventas de vehículos y de viviendas, porque las familias prefieren esperar a que la situación económica mejore antes de solicitar un préstamo.
Aunque la bajada del consumo tiene efectos positivos en la bajada de la inflación, si se produce en niveles muy altos, lo que acaba produciendo es una desaceleración económica.
Disminución del empleo
El mercado de trabajo es extremadamente sensible a las fluctuaciones de los tipos de interés. Si las empresas tienen que dedicar ahora más recursos a pagar sus créditos, buscan ahorrar en otras partidas. Y, con frecuencia, esta búsqueda del ahorro en costes se traduce en ajustes en la plantilla.
Incluso en el caso de corporaciones que no realizan despidos, el nivel de empleo se ve afectado, porque disminuye su capacidad para generar nuevos empleos.
Por otro lado, si las tasas de desempleo suben, las personas que están en esa situación reducen todavía más su consumo, lo que puede ser causa de una mayor desaceleración económica.
Sube el coste de la deuda pública
Los Estados emiten deuda pública para financiarse, y sobre esas deudas se aplican una serie de intereses que deben abonarse periódicamente a los acreedores.
Si los tipos de interés suben, lo hacen para todos los que operan en el mercado. En consecuencia, los Estados tienen que pagar más por su deuda, incrementando el peso de esta sobre su PIB y haciendo crecer su déficit.
En el caso de España, la subida de los tipos de interés del último año ha supuesto tener que pagar varios miles de millones de euros más por su deuda pública.
Incremento de las situaciones de insolvencia
Hogares y empresas recurren habitualmente a la financiación externa para cubrir sus gastos. En una situación como la actual, en la que los tipos de interés están en aumento y los precios no dejan de subir, el poder adquisitivo se reduce de una forma evidente.
Aunque muchos hogares están haciendo un importante esfuerzo por ahorrar, para muchas personas y empresas la situación llega a un punto insostenible y dejan de poder pagar sus deudas.
La insolvencia de los deudores pone en apuros a sus acreedores que, ante la falta de liquidez, podrían tener dificultades para pagar a sus propios acreedores.
Efectos sobre los tipos de cambio
Los tipos de interés tienen influencia sobre el tipo de cambio de las monedas. De manera habitual, cuando un país aumenta sus tasas de interés, su moneda se vuelve más fuerte en los mercados internacionales, lo que acaba afectando a las importaciones y las exportaciones.
Con una moneda más fuerte, las exportaciones son más caras y las importaciones algo más baratas. Fenómeno que puede causar un desequilibrio comercial.
Los tipos de interés tienen un impacto muy amplio en la economía, afectando de una u otra forma a todos los agentes que operan en el mercado. Haciendo que se reduzcan tanto la inversión como el consumo, e influyendo también en los niveles de empleo.
Aunque los bancos centrales utilizan la subida de tipos como herramienta para lograr sus objetivos en materia de inflación, intentan que la gestión sea lo más cuidadosa posible para minimizar el impacto negativo de estas medidas. La idea es conseguir equilibrar los objetivos de estabilidad económica con el control de la inflación.