La eficiencia energética es uno de los principales objetivos que persigue la Unión Europea a medio y largo plazo. Para lograrlo, se han ido adoptando diferentes medidas en los últimos años, que afectan en mayor o menor grado a los ciudadanos.
El último ajuste planteado y ya aprobado es la eliminación de las calderas de gas domésticas. Estos dispositivos, que sirven para suministrar calefacción y/o agua caliente a las viviendas, van a ir desapareciendo paulatinamente a partir de 2025. En su lugar, tendrán que ser sustituidas por sistemas más eficientes en cuanto a consumo de energía y menos contaminantes.
La nueva Directiva de Eficiencia Energética de la Unión Europea
Adoptada en julio de 2023 y publicada en el Diario Oficial de la Unión Europea el pasado mes de septiembre, esta Directiva tiene como objetivo lograr una reducción del consumo de energía de, al menos un 11,7% para 2030, en comparación con el consumo de energía que los Estados hicieron en 2020.
Para conseguirlo hay que limitar el consumo de energía primaria para usuarios finales, producción y suministro de energía.
La contribución de cada país a la consecución del objetivo será indicativa, admitiéndose una desviación del 2,5% sobre los datos propuestos. Si algún Estado está lejos de conseguir los objetivos, se le pedirá que realice correcciones para reducir su consumo energético.
A fin de alcanzar su propósito, la Directiva establece diferentes medidas de ahorro de energía y reducción de la contaminación, entre las que está la desaparición paulatina de las calderas de gas.
La contaminación de las calderas de gas
Las calderas de gas están en el punto de mira de las autoridades europeas desde hace algún tiempo, por su elevado nivel de contaminación.
Hace ya algunos años que se prohibieron las de tipo atmosférico, que solo se pueden usar en salas de calderas que tengan un sistema de extracción de aire independiente. Las que están dentro de viviendas tienen que se necesariamente calderas estancas.
Las calderas de última generación son más seguras y menos contaminantes. Aún así, un reciente estudio señala que las calderas de gas de una localidad contaminan al año lo mismo que 500.000 coches de gasolina.
La bomba de calor como alternativa
Lo que propone la Unión Europea es que las calderas de gas sean sustituidas por un sistema más eficiente desde el punto de vista energético, y menos contaminante, como lo es la bomba de calor.
De hecho, a partir de 2026, las viviendas de nueva construcción ya no podrán llevar instaladas de origen calderas de gas. Para quienes ya tienen un caldera de gas en casa habrá una moratoria para hacer el cambio, pero todavía se desconocen las fechas.
La bomba de calor utiliza la aerotermia, utilizando la energía del aire para producir tanto frío como calor. En comparación con una caldera de gas, su consumo energético es un 75% más bajo. Y no emite sustancias contaminantes a la atmósfera.
Transposición de la Directiva
Los Estados miembros de la Unión Europea tienen un margen de dos años, hasta 2025, para transponer la Directiva de Eficiencia Energética a su ordenamiento jurídico interno.
A pesar de que hay tiempo, los países ya van a ir realizando algunos ajustes para ir adaptándose poco a poco a la situación.
En el caso de España, las empresas y profesionales del sector se han mostrado dispuestos a colaborar con el Ministerio de Transición Ecológica en la modificación el RITE y del CTE que van a ser necesarias.
Además, los profesionales van a tener que adaptarse y adquirir más conocimientos sobre la aerotermia y las bombas de calor. Uno de los requisitos exigidos por la Directiva, es que los Estados tienen que garantizar que contarán con profesionales cualificados, y se va a intentar atraer a los jóvenes hacia profesiones relacionada con la eficiencia y el mantenimiento energético a través de diferentes campañas publicitarias.