El precio del barril de petróleo es uno de los factores que más influye en el devenir de la economía a nivel global. Si el precio del petróleo sube, se dispara el precio de los combustibles y de otros productos que lo emplean como materia prima. El resultado es que se incrementan los costes de producción y los precios que tienen que pagar los consumidores finales por todo tipo de artículos se elevan de manera notable.
Este fenómeno se ha producido varias veces a lo largo de la historia. La última, en los pasados meses, cuando países como Rusia y Arabia Saudí decidieron limitar la producción de petróleo. Situación que llevó a los expertos a hablar de la posibilidad de que el barril de Brent pudiera alcanzar los 100 dólares antes de que finalizara el año.
Sin embargo, en las últimas semanas, una normalización en las exportaciones por parte de Rusia había rebajado los precios, algo que se ha notado incluso a la hora de llenar el depósito del coche.
Con el arranque del conflicto entre Israel y Gaza, la situación vuelve a cambiar, y el precio del petróleo está alcanzando cifras que no se habían registrado en los últimos meses. Es cierto que ninguna de las dos regiones son grandes productoras de petróleo, pero tienen una importancia estratégica en las rutas de traslado del crudo hacia Europa.
El barril de Brent por encima de los 90 dólares
El incremento de la tensión en Oriente Próximo ha impulsado el precio del petróleo, especialmente a raíz del ataque sobre un hospital en Gaza.
El barril de Brent, que es el que se usa como referencia en Europa, se ha disparado hasta los 92,61 dólares.
Además, a medida que el conflicto se recrudece, crece la tensión internacional ante la posibilidad de que haya un corte en el suministro e Israel paralice sus exportaciones.
Algo que no sería extraño, ya que los pozos de petróleo y los de gas son objetivos estratégicos. De hecho, Israel paralizó hace ya unos días las extracciones de gas natural del yacimiento de Tamar por motivos de seguridad.
Temor a que el conflicto se cronifique o se extienda
Ahora mismo existe una gran incertidumbre a nivel mundial. Ni los expertos en economía son capaces de vaticinar qué podría suceder en las próximas semanas o meses a nivel económico si el conflicto se prolonga, e incluso si entran él otros países como Irán.
Pero el fantasma de una crisis del petróleo como la vivida en los años 70 del siglo pasado empieza ya a sobrevolar sobre Europa, que todavía no ha conseguido salir airosa de los efectos inflacionistas de la guerra de Ucrania y Rusia.
Tanto es así, que el Banco Central Europeo (BCE) ya ha puesto en marcha toda su maquinaria para supervisar de la manera más detallada posible la evolución del precio del petróleo.
Además, la situación en Oriente Próximo también afecta a sus previsiones. El BCE tenía previsto alcanzar una inflación del 2% para 2025, pero el nuevo conflicto podría retrasar la consecución de este objetivo. Esto supone que los tipos de interés altos se mantendrán todavía durante bastantes meses, hasta conseguir que la situación se normalice.
Tras eso, expertos del BCE confirman que los tipos medios estarán en torno a un 2%. No se espera que vuelvan al nivel prepandemia salvo que se produzca una importante recesión económica.
Mientras los mercados acusan la inestabilidad, los inversores están centrando todo su interés en los activos refugio. Esto ha dado lugar a un incremento de la cotización del oro, que ha llegado a alcanzar esta semana los 1.956,6 dólares por onza.