En el marco de las negociaciones entre Sumar y PSOE de cara a la formación del próximo Gobierno, ambos partidos han firmado un pacto que recoge una serie de medidas a desarrollar durante la legislatura.
A la ya anunciada hace unos días de reducir la jornada laboral de las 40 horas semanales actuales a 37,5 horas en 2025, se suma ahora la posible prohibición de los vuelos cortos nacionales, siempre que exista una alternativa de ruta ferroviaria que permita la conexión en menos de dos horas y media.
La medida, que forma parte de las acciones para frenar la emergencia climática, no ha sido bien recibida dentro del sector del turismo.
El Levante, la región más afectada
Alicante y Valencia son las que se verían más afectadas por la implantación de estas medidas. Al contar con una conexión rápida como Madrid a través del AVE, los vuelos que unen la capital con ambas ciudades podrían quedar suspendidos.
Según datos de Aena, más de medio millón de pasajeros utilizan la ruta aérea Madrid-Levante cada año.
La consellera de Turismo de Alicante, Nuria Montes, y el alcalde de la ciudad, Luis Barcala, han expresado su oposición a esta medida. Porque entienden que reducir los medios de transporte supone una limitación a la movilidad tanto de los alicantinos como de los miles de turistas que visitan la región cada año.
Junto a las líneas que conectan Madrid con Valencia y Alicante, las que también se verían afectadas son las de Madrid-Barcelona, Madrid-Sevilla y Madrid-Málaga.
Según la propuesta de PSOE y Sumar, la prohibición no afectaría a los grandes hub que enlazan con rutas internacionales, por lo que el puente aéreo entre Barcelona y Madrid no correría peligro.
Oposición de la Mesa de Turismo
La Mesa de Turismo tampoco se ha mostrado conforme con esta media. Su presidente, Juan Molas, ha tachado la propuesta de «populista, absurda y demagógica».
En una reciente charla en la Universidad Complutense, Molas ha manifestado qué, si el sector de la aviación no es sostenible, el del turismo tampoco lo sería, porque un 83% de los turistas internacionales que llegan a España cada año lo hacen en avión.
El fracaso en Francia
Hace unos meses, Francia fue el primer país europeo en prohibir los vuelos cortos nacionales si existe una alternativa de transporte en tren.
A efectos prácticos, esta media ha acabado afectando únicamente a tres rutas con París. El resto de vuelos internos siguen operando con normalidad, lo que ha llevado a las aerolíneas a denunciar la escasa efectividad de la media y su bajo impacto en la sostenibilidad.
Vuelos más caros en Europa
El tráfico aéreo está en el punto de mira de las instituciones europeas en cuanto a su sostenibilidad. A finales de 2022 se acordó aplicar una nueva subida a la «tasa verde» en los vuelos intraeropeos.
Esto implica que las aerolíneas que realizan vuelos dentro de Europa tienen que pagar más para compensar sus emisiones de CO2.
Este incremento acaba teniendo repercusión en el precio final de los billetes, haciendo que viajar de un país europeo a otro resulte más caro.
Para los operadores de turismo esta medida puede acabar pasando factura a los países europeos, porque para los ciudadanos europeos podría acabar resultando más barato viajar fuera del continente para disfrutar de sus vacaciones.
Además, se van a retirar todos los créditos gratuitos de emisiones de CO2 a partir de 2026, lo que incrementará los costes que soportan las aerolíneas.
La patronal europea de la aviación se ha mostrado «extremadamente decepcionada» con estas medidas, y destaca que es un error retirar los créditos gratuitos de emisiones de CO2 antes de que se hayan encontrado soluciones efectivas de descarbonización.