Hace unos días se celebró la Cumbre del Clima 2023 en Emiratos Árabes Unidos. LA COP28 acabó con el compromiso de los países de acabar con el uso de combustibles fósiles para 2050.
Sin embargo, lejos de reducirse, el consumo de combustibles fósiles a nivel internacional ha estado en aumento en los últimos años. Tanto que, en 2023, se va a batir el récord de consumo de carbón, con un más de 8.530 millones de toneladas consumidas. Resultado que supera al dato histórico de 2022, que fue otro de los años con mayor consumo.
Una cifra que es especialmente importante si se tiene en cuenta que 2023 podría convertirse en el año más cálido desde que se tienen registros.
El complejo camino hacia la descarbonización
La descarbonización es un proceso que busca reducir el volumen de emisiones de carbono a la atmósfera. Muy especialmente de dióxido de carbono.
Desde el Acuerdo de París, firmado en 2015, los países están tomando medidas para reducir las emisiones nocivas. Proceso que pasa irremediablemente por reducir el consumo de combustibles fósiles como el carbón, el gas y el petróleo. Abogando por un sistema basado en energías alternativas limpias.
Pero, en la actualidad, la combustión de carbón en el sector industrial continúa siendo responsable de gran parte de las emisiones de dióxido de carbono que llegan a la atmósfera.
Desajustes en el consumo de carbón a nivel internacional
Un informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés) ha puesto de manifiesto que la quema de carbón en este 2023 va a llegar a los 8.500 millones de toneladas. Cifra que supone un 1,4% más que el año pasado.
Sin embargo, no todos los países han quemado carbón por igual. En el caso de la Unión Europea y Estados Unidos, se ha conseguido reducir un 20% el uso de carbón, respectivamente.
En Europa se han consumido 107 millones de toneladas menos de carbón que en 2022. Algo que se debe a la aplicación de medidas como el cierre de las centrales de carbón y a los pasos que está dando la industria para abastecerse de fuentes de energía más limpias.
En el caso de Alemania, está previsto que todas las centrales termoeléctricas convencionales cierren en un plazo de tres años. Pasando a ser sustituidas por plantas eólicas y solares. Mientras que en Francia existe el compromiso de cerrar la última central eléctrica alimentada por carbón en 2027.
En el extremo contrario se encuentran Indonesia, India y China, que han aumentado su consumo de carbón en un 11%, un 8% y un 5%, respectivamente. Fenómeno que se atribuye a su necesidad de electricidad y a su escasa capacidad de producción hidroeléctrica de la misma.
En la década de 1990 el bloque asiático consumía un 25% del carbón que se utilizaba a nivel mundial. En 2023, China, India y el Sudeste Asiático representan un 75% del consumo global de carbón.
Previsiones para 2024
La IEA cree que ya se ha llegado al pico de consumo de carbón, y que las cifras empezarán a moderarse a partir del próximo año.
La Agencia proyecta una caída del 2,3% de la demanda mundial de carbón en 2024, causada tanto por el uso de energías más limpias como por la ralentización de la actividad productiva a nivel mundial. Sin embargo, el consumo mundial continuará estando por encima de los 8.000 millones de toneladas hasta 2026. Cifra muy alejada del compromiso que han adoptado los países para reducir su dependencia de los combustibles fósiles.