El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha experimentado un aumento del 5%, estableciéndose en 1.134 euros distribuidos en 14 pagas. Esta decisión, anunciada por el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, es el resultado de intensas negociaciones entre el ministerio del Trabajo, sindicatos y la patronal. A pesar de la falta de apoyo de los empresarios, el incremento, que representa una subida de 54 euros al mes, se implementará con efecto retroactivo desde el 1 de enero de 2024.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, había anticipado un aumento superior al 4% inicialmente propuesto por el Gobierno, en caso de que los empresarios se retiraran de las negociaciones.
Este escenario se materializó cuando la patronal, compuesta por CEOE y Cepyme, se apartó del acuerdo, citando la negativa del Gobierno a aceptar sus demandas de bonificaciones para el sector agrario y la indexación de los contratos públicos al SMI.
Históricamente, la patronal ha mostrado resistencia a los incrementos del SMI, como se evidenció en los años 2021 y 2022, y solo acordó el aumento de 2020, cuando el SMI pasó de 900 a 950 euros mensuales. En esta ocasión, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, expresó su desacuerdo desde el inicio, preocupado por el impacto en sectores con salarios bajos y alta intensidad laboral, como la agricultura, limpieza y seguridad, donde los contratos actuales no se ajustan al nuevo SMI debido a la legislación vigente.
Por otro lado, los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, habían expresado su preferencia por un acuerdo tripartito y estaban dispuestos a aceptar un incremento menor al 5% inicialmente demandado, buscando agilizar la aplicación de esta subida en los convenios colectivos.
Este aumento sitúa el SMI en 1.135 euros mensuales, marcando un hito en la política salarial española y reflejando las tensiones entre los intereses laborales y empresariales.