Desde hace unas décadas, las agendas políticas nacionales e internacionales se orientan hacia un desarrollo social y económico que sea más sostenible. En este escenario, los mares y los océanos están configurados como espacios con un gran potencial, que deben ser protegidos. Dando así lugar a lo que se conoce como economía azul.
El objetivo de esta disciplina es buscar las mejores fórmulas para aprovechar los recursos que hay en el mar, sin que esto suponga esquilmar este medio natural ni comprometer la integridad de las especies que viven en él.
El concepto de economía azul
Fue formulado por primera vez por el académico y economista belga Gunter Pauli en la década de 1990. Inspirado en los principios de la ecología y la biomimética, pretendía un enfoque económico que imitara la eficiencia y la sostenibilidad de los ecosistemas naturales.
Con el paso del tiempo, la economía azul se ha convertido en una alternativa a la economía verde. Basada en un modelo que quiere aprovechar los recursos marinos de una manera sostenible y regenerativa. Partiendo de un enfoque integral que reconoce la interconexión entre la salud de los océanos y el bienestar económico de la población.
Principios fundamentales de la economía azul
Esta visión económica parte del principio fundamental de la necesidad de respeto y de preservar la salud de los ecosistemas marinos. Sacándoles partido, pero evitando en todo caso la sobreexplotación de los recursos, a través de la promoción de prácticas que permitan la regeneración natural de este entorno.
La idea es maximizar el valor de los recursos marinos en sectores como la pesca, la acuicultura, la energía renovable y la biotecnología marina. Pero sin llegar a comprometer su disponibilidad a largo plazo.
A través de los principios de la biomimética, la economía azul quiere fomentar una innovación basada en la naturaleza. Buscando soluciones a los problemas actuales que sean capaces de imitar los procesos eficientes y los ciclos cerrados que están presentes en los ecosistemas marinos.
Todo ello sin perder de vista el principio básico de minimización de residuos. Basándose en la idea de que la extracción de recursos del mar debe dar lugar a sistemas circulares que permitan la reutilización de subproductos de la actividad, reduciendo así la cantidad de desechos generados.
En última instancia, este movimiento tiene especialmente en cuenta el impacto social y económico en las comunidades locales. Persiguiendo un desarrollo económico sostenible en las regiones costeras, que contribuya a generar empleo y a mejorar la calidad de vida en estas zonas.
Aplicación práctica de la economía azul
La aplicación de este sistema en algunas zonas de manglares está dando lugar a un desarrollo innovador de la acuicultura del que se está derivando una producción sostenible de alimentos que incorpora, a la vez, principios de conservación del entorno y benéfica tanto a las comunidades locales como a los ecosistemas marinos.
La acuicultura ha tenido que enfrentar desafíos como la sobreexplotacion, la degradación del medio ambiente y la pérdida de la biodiversidad. Frente a la forma tradicional de llevarla a cabo, la economía azul propone implementar sistemas más respetuosos con los ecosistemas marinos.
El modelo de acuicultura que propone integra el cultivo de especies comerciales con la restauración y protección de los manglares. De manera que estos entorno natural actúan como viveros, proporcionando un hábitat que resulta idóneo para diversas especies marinas.
Utilizar los manglares dentro del sistema acuícola promueve la resiliencia ecosistémica. Ya que estos son barreras naturales contra fenómenos extremos como las tormentas, a la vez que contribuyen a mantener la salud de los ecosistemas circundantes. Esto evita tener que recurrir a introducir elementos de protección artificiales dentro del entorno natural.
Se trata, además, de un modelo que aspira a llegar a una política de “cero residuos”. Aquí los desechos orgánicos de los organismos acuáticos se utilizan como alimento para otras especies o son directamente absorbidos por los manglares como nutriente totalmente natural.
Como resultado, se ha conseguido incrementar la producción de alimentos en entornos complejos. A la vez que se contribuye a la preservación de estos ecosistemas críticos, que están amenazados por la creciente urbanización de los terrenos naturales y la degradación ambiental.
Retos futuros en el campo de la economía azul
Este sistema económico pone su enfoque en un desarrollo vinculado a los recursos marinos que sea sostenible y, aunque ha sido reconocido a nivel intencional, no está exento de afrontar retos que podrían afectar a su éxito a largo plazo.
Sobrepesca y sostenibilidad
Garantizar la sostenibilidad de la explotación pesquera es un desafío dentro y fuera de la economía azul. Es necesaria una gestión efectiva de las pesquerías para evitar la sobreexplotación y el agotamiento de las poblaciones marinas. Pero no todos los países aplican medidas para lograrlo.
Contaminación marina
Los vertidos industriales, los restos de combustibles y los desechos plásticos continúan siendo una amenaza significativa para los océanos. Haciendo que uno de los principales problemas que tiene que abordar la economía azul sea cómo mantener la salud de los ecosistemas marinos y la calidad de los productos derivados del mismo.
Cambio climático y acidificación de los océanos
Ambos fenómenos están causando ya un fuerte impacto sobre la acuicultura, y la economía azul debe asumir el reto de adaptarse a los cambios que se están produciendo y se van a seguir produciendo en el medio acuático. Así como en encontrar soluciones para mitigar las consecuencias nocivas de estos fenómenos.
Conflictos de uso del espacio marítimo
En las últimas décadas, los usos a los que se destinan los mares y lagos océanos se han multiplicado: pesca, acuicultura, extracción de minerales, áreas de conservación, etc. Esto lleva a los expertos a valorar la posibilidad de que, en el futuro, surjan conflictos en cuanto a los usos prioritarios de este medio. Siendo responsabilidad de la economía azul hacer una planificación eficiente para minimizar los conflictos y maximizar los beneficios que se pueden obtener a través de la explotación del medio marino.
Desarrollo de regulaciones internacionales
Este tipo de economía suele operar en entornos transfronterizos, y uno de los retos más inmediatos es establecer para ella una regulación y una serie de estándares internacionales que permitan una gestión adecuada de los recursos en cualquier lugar del mundo.