La Inteligencia Artificial (IA) está dando sus primeros pasos, pero ya se puede atisbar que con ella van a llegar importantes cambios en el mundo laboral. Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), el desarrollo de esta tecnología podría afectar hasta a un 60% de los trabajos que se desarrollan actualmente en los países avanzados.
En algunos casos el cambio será positivo, eliminando tareas tediosas que permitirán a las personas dedicarse a actividades más productivas. En otros, la automatización podría reducir la cantidad de mano de obra necesaria para desarrollar ciertas tareas, lo que llevaría a un número menor de ofertas de empleo y a una bajada de los salarios.
Los expertos destacan que el malestar o “miedo” ante la aparición de tecnologías disruptivas es algo normal. Un fenómeno semejante se produjo en la década de 1980 cuando los ordenadores empezaron a ser algo habitual en los centros de trabajo. Lo que recomiendan es no ser alarmistas y esperar a ver cómo evoluciona la IA porque, como muchas otras tecnologías que la han precedido, seguramente acabe construyendo más que destruyendo.
El riesgo es mayor para las economías avanzadas
Desde el FMI se habla del impacto de la Inteligencia Artificial en las economías occidentales, por ser estas las más desarrolladas. En aquellos países en vías de desarrollo en los que muchos trabajos están relacionados con las manufacturas, tecnologías como la IA o los robots autónomos tardarán mucho más en implementarse.
Kristalina Georgieva, directora del FMI, ha destacado recientemente que la IA puede afectar a un 40% de los puestos de trabajo que existen actualmente a nivel mundial. Siendo mayor el riesgo para las economías avanzadas, aunque también son estas las que están mejor preparadas para sacarle partido a la tecnología.
Según se desprende del informe del FMI, la IA tiene capacidad para influir directamente en los empleos altamente cualificados. Por lo que en las economías más avanzadas esta tecnología podría causar importantes cambios en un 60% de los puestos de trabajo.
Se estima que la mitad de ellos se beneficiarán de la integración de la IA, pero la otra mitad podrían sufrir cambios drásticos y prácticamente desaparecer.
En el caso concreto de España, el 28% del empleo podría automatizarse con la llegada de la IA, según recoge un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Este porcentaje es superior al que muestran otros países, debido principalmente a la sobrecualificación de los trabajadores y a la precariedad intrínseca del mercado laboral español.
Evolución frente a desigualdad
El estudio elaborado por el FMI plantea que la revolución tecnológica puede impulsar el crecimiento global, pero también podría tener una influencia directa en el crecimiento de la desigualdad.
Las personas que realizan trabajos poco cualificados tendrán que enfrentarse en los próximos años a importantes cambios en la forma en la que se llevan a cabo las tareas propias de su puesto. Asumiendo que muchas de ellas serán realizadas directamente por la IA. Esto puede derivar en un menor valor del capital humano y una bajada de los salarios en ciertos sectores.
Frente a esto, el FMI insta a los gobiernos a tomar medidas para paliar las desigualdades y las tensiones que puede llegar a generar la implantación masiva de la IA en el entorno laboral. Además, aboga por poner en marcha programas de reciclaje destinados a los trabajadores más vulnerables, a fin de adaptar sus perfiles profesionales a los cambios que están por llegar.
Junto al FMI y la OCDE, otras instituciones y empresas se han manifestado públicamente sobre el reto que supone la IA y el desarrollo que trae aparejado, como Goldman Sachs y LinkedIn. Y todas ellas destacan la necesidad de tomar medidas para que la implantación de la nueva tecnología traiga más beneficios que inconvenientes.