viernes, noviembre 22, 2024
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Kakebo, el método japonés que promete mejorar las finanzas personales

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La falta de educación financiera es uno de los principales problemas que encuentran aquellos que desean poner en orden su economía y ahorrar. Pero existen métodos sencillos de aplicar que, sin necesidad de tener conocimientos específicos, pueden ayudar a las personas a conseguir sus objetivos económicos. Uno de los más populares a nivel mundial es el conocido como Kakebo.

Esta técnica japonesa se ha popularizado por ser sencilla y estar al alcance de cualquiera. De hecho, es una de las más conocidas para lograr el ahorro y millones de personas la practican a nivel mundial.

Origen y expansión del método Kakebo

Este sistema fue ideado en Japón por Hani Motoko en 1904, e iba orientado a promover la educación financiera entre las mujeres de la época. Basándose en un enfoque simple y práctico que permitiera a quienes no tenían mucha formación administrar sus finanzas domésticas de una manera efectiva.

Motoko publicó en ese mismo año un libro en el que recogía su sistema, “Kakeibo: la contabilidad doméstica para la economía prudente”. Una guía que presentaba su concepto de ahorro y daba consejos para llevar un registro detallado de los ingresos y los gastos domésticos, así como para ahorrar dinero y controlar los gastos.

Durante el siglo XX el Kakebo fue una herramienta de gestión financiera muy utilizada en los hogares japoneses, e incluso llegó a enseñarse en las escuelas.

La traducción de la obra de Motoko permitió que este método fuera conocido a nivel mundial. A pesar de tener más de un siglo, el sistema Kakebo es utilizado en la actualidad por millones de personas, porque ha demostrado ser altamente efectivo.

¿En qué consiste el método Kakebo?

Esta metodología se centra en tres pilares: el control de los gastos, el ahorro y la reflexión sobre los hábitos de consumo.

Su objetivo principal es que cada persona pueda administrar sus finanzas de una forma más consciente y efectiva. Descubriendo en qué y cómo está gastando su dinero, y tomando decisiones de ahorro.

Para poner en práctica este sistema hay que seguir varios pasos:

Registro detallado de ingresos y gastos

Organizar las finanzas personales es imposible si primero no se tiene conocimiento de todos los ingresos y los gastos mensuales. Por eso, el primer paso es hacer un registro detallado de lo que se ingresa y lo que se gasta.

Hay que incluir incluso los gastos más pequeños, como las partidas que se dedican a tomar café durante la pausa del trabajo.

En el caso de gastos que no tienen una periodicidad mensual, como los impuestos o el seguro del coche, se divide su importe entre 12.

Establecimiento de objetivos financieros realistas

Contabilizados los ingresos y los gastos, hay que establecer los objetivos de ahorro a corto y largo plazo.

Estos serán diferentes en función de cada persona. Ahorrar para la jubilación, para hacer un viaje, para comprar un coche, etc. Lo principal es que sean objetivos realistas, que estén al alcance de la mano del ahorrador si este realiza un esfuerzo para contener su gasto.

Planificación mensual de gastos

A fin de conseguir una mejor gestión del dinero, se realiza un presupuesto mensual que contendrá diferentes categorías de gastos.

Por ejemplo, gastos relacionados con la vivienda, de alimentación, transporte u ocio. Siendo imprescindible añadir una partida de gastos destinados al ahorro y otra para hacer frente a imprevistos.

Si los ingresos mensuales no son suficientes para hacer frente a todas las partidas de gasto, entonces habrá que realizar ajustes en aquellas que son más superfluas, e intentar ahorrar en otras de las que no se puede prescindir.

Esto implica tomar decisiones como reducir el gasto en comer fuera de casa o en compras de ropa, buscar una compañía eléctrica con un servicio más barato, o usar el transporte público en lugar del coche para los desplazamientos diarios.

Reflexión diaria sobre los gastos

Para poder llegar a hacer ajustes efectivos en el presupuesto, lo que plantea el método Kakebo es la necesidad de hacer una reflexión diaria sobre los gastos.

Se trata de anotar en un cuaderno todos los gastos realizados a lo largo del día, y dedicar unos minutos al final de la jornada para analizar si han sido realmente necesarios. Este análisis genera un mayor compromiso de la persona con respecto a sus finanzas, y le ayuda a ser consciente de aquellos gastos que realmente no necesita realizar, o en los que podría ahorrar.

Reflexión mensual sobre los gastos

Al final del mes hay que dedicar tiempo a planificar el presupuesto del mes siguiente, pero antes conviene reflexionar sobre los gastos del mes que ya ha pasado. Esto permite evaluar los avances hacia el cumplimiento de los objetivos, y realizar ajustes de cara al siguiente mes si es que fuera necesario.

Beneficios del método Kakebo

Este método se basa en un profundo conocimiento de los recursos económicos propios y del uso que se le da a los mismos. A partir del análisis y la reflexión, consigue que las personas tomen decisiones que les van a permitir sacarle más partido a sus finanzas.

Si se ha hecho tan popular a nivel mundial, es porque de él se derivan una serie de beneficios:

Conciencia financiera

Una de las razones por las que las personas tienen dificultades económicas es porque no son conscientes de cómo utilizan su dinero. Lo que promueve Kakebo es tener un mayor conocimiento sobre dónde va el dinero y, a medida que se conocen los hábitos de gasto, se vuelve más sencillo identificar áreas en las que se puede mejorar.

Control de gastos

Al establecer un presupuesto mensual y controlar los gastos, quien utilizan este sistema pueden mantenerse dentro de los límites financieros que se han marcado y evitar los gastos excesivos.

Ahorro sistemático

Dentro del presupuesto debe dedicarse una partida al ahorro. Esto convierte el ahorro en una “obligación”, no en algo que se hace únicamente cuando sobra algo de dinero a final de mes.

Así, se va creando un montante de dinero que permitirá alcanzar las metas marcadas a corto y largo plazo, y mejorar la seguridad financiera.

Reducción del estrés financiero

Al tener un control más efectivo sobre sus finanzas y trabajar hacia la consecución de metas específicas, las personas reducen su estrés financiero y viven con mayor tranquilidad.

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