El aceite de oliva es un producto esencial dentro de la dieta mediterránea. Hasta hace no demasiado tiempo, podía afirmarse que era insustituible en la mayoría de las cocinas de los hogares españoles, pero su notable subida de precio ha cambiado su posición privilegiada en el mercado.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio del aceite de oliva subió en 2023 un 54,6% de media con respecto a 2022. Siendo este el alimento cuyo precio más subió de precio, a pesar de que desde el 1 de enero de 2023 se le viene aplicando un IVA reducido.
La inflación hizo subir los precios de producción, lo cual, unido a que la sequía redujo las cosechas, provocó que el aceite de oliva acabara convertido en un producto casi de lujo. En lo que va de 2024 su precio no se ha moderado, y la última cosecha también ha sido escasa. Lo que lleva a los expertos a afirmar que este año tampoco será positivo para el aceite de oliva español.
Una situación que va para largo
La escalada de precios del aceite de oliva suma ya varios meses consecutivos, alcanzando cifras récord en el precio por litro que no se habían registrado con anterioridad.
Desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Andalucía destacan que la principal razón del incremento del precio es que la cosecha de 2022 fue una de las peores del siglo. Se recogieron un total de 660.000 toneladas de oliva, que es una cifra que está muy por debajo de lo que suele ser habitual.
El otoño de 2023 fue poco lluvioso, por lo que la producción de aceituna volvió a ser escasa. La estimación partía en torno a un 15% menos que la media de otras campañas, y así fue.
A ello se le suma que los costes de producción también han estado en aumento, por lo que el precio del aceite de oliva en origen ya supera los 8 euros por litro.
El volumen de producción de aceite de oliva se ha reducido en España, pero también en el resto del mundo. Otros productores como Marruecos, Túnez o Italia enfrentan problemas similares. La conclusión es que ahora hay menos aceite de oliva disponible del que suele ser habitual, y eso va a provocar que los precios continúen altos de forma indefinida.
El consumo de aceite de oliva cae un 30% en España
El constante incremento del precio del aceite de oliva, en sus diferentes variedades, ha llevado a los consumidores a cambiar sus hábitos.
El aceite de oliva virgen extra ha dejado de ser tan habitual en las cestas de la compra y, en su lugar, ahora hay otras variedades como el aceite de orujo. Según un estudio llevado a cabo por la consultora NielsenIQ, las ventas de aceite de orujo en el mercado español se dispararon en 2023 hasta los 7,7 millones de litros, lo que supone un crecimiento del 45,4% con respecto a 2022.
España es el primer país productor y exportador de aceite de orujo de oliva. Engloba un 59% de la producción global y el 71% de la comercialización a nivel mundial. Este aceite, elaborado con los restos de agua, pulpa, piel y huesos que quedan tras elaborar el aceite de oliva, siempre había tenido un peso residual en el mercado nacional. Pero ahora se está convirtiendo en uno de los más populares para los consumidores españoles, que acuden a él como alternativa al aceite de oliva.
En total, el consumo de aceite de oliva a nivel nacional cayó un 30% en 2023 con respecto al año anterior.
Los expertos señalan que, si la demanda interna no hubiera bajado tanto, a mitad de año ya no habría quedado aceite de oliva de origen nacional en los supermercados.
Las exportaciones de aceite de oliva caen un 35,8%
Según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, las ventas de aceite de oliva a países extranjeros sumaron un total de 684.500 toneladas, equivalentes a 4.148 millones de euros. Esto supone una reducción del 35,8% con respecto a los datos de exportaciones registrados en 2022.
La peor parte se la han llevado las exportaciones a granel, donde el aceite español ha tenido que competir con el procedente de Turquía, Marruecos y Siria, que es más barato.
El aceite de oliva envasado se dirigió principalmente a los mercados de Italia y Estados Unidos, pero también en estos casos se registró un descenso interanual. Las ventas a Italia sumaron 151.153 toneladas, lo que supone un 52% menos que el año anterior. Mientras que las ventas a Estados Unidos sumaron 99.568 toneladas, que es un 3% menos que en 2022.
Por lo que respecta a las importaciones, España compró el año pasado aceite de oliva procedente sobre todo de Portugal, Túnez y Turquía. Mientras las compras a Portugal y Túnez descendieron, se importaron 20.943 toneladas de aceite turco, un 304% más que en el año anterior.
Previsiones para 2024
Según datos de la Comisión Europea, en la última cosecha la producción de aceite de oliva ha caído un 20% en Italia, un 19% en Portugal y un 40% en Grecia. Fuera de la Unión, la producción ha caído un 45% en Turquía, un 24% en Siria y un 1% en Marruecos, mientras que en Túnez se ha incrementado un 11%.
En los cuatro primeros meses de campaña (octubre a enero) la producción oleícola española se ha incrementado un 25% con respecto al mismo período de la campaña anterior, pero la escasez continúa siendo un problema.
Los principales exportadores e importadores de aceite de oliva se han dado cita recientemente en Madrid en la World Olive Oil Exhibition, y han confirmado que este es un momento de escasez de producción a nivel mundial, lo que va a contribuir a que los precios continúen altos. No obstante, los precios no han subido por igual en todos los países.
Dentro de la Unión Europea, el precio del aceite ha subido casi un 70% en Portugal entre enero de 2023 y enero de 2024. En ese mismo período el incremento ha sido de un 67% en Grecia y un 63% en España. En el extremo contrario se sitúan Rumanía, Irlanda y Países Bajos, con unas subidas interanuales del 13%, el 16% y el 18%, respectivamente.
Esta situación abre oportunidades de negocio para otros productores como Jordania. Su nivel de producción se mantiene estable porque el país cuenta con diferentes tipos de climas y, aunque tradicionalmente ha vendido su aceite en la región del Golfo y en Asia, ahora no descarta comenzar a exportar a Europa. A fin de cubrir la demanda que la producción europea no puede atender por la falta de producción.