Taiwán acaba de experimentar un terremoto de magnitud 7,4, el más fuerte registrado en los últimos 25 años. Además de los múltiples daños personales y materiales que hay que lamentar, ya se sabe que la situación va a afectar de lleno a las empresas que necesitan de microchips para sus productos tecnológicos.
Las compañías fabricantes todavía están evaluando los daños, pero tienen claro que esta situación va a provocar, cuanto menos, retrasos en las entregas de productos.
Un terremoto de dimensiones históricas
Eran las 7:58 de la mañana, hora local, cuando el suelo de Taiwán temblaba por los efectos de un terremoto de 7,4 grados. La isla no había vivido un fenómeno semejante desde el sismo del 21 de septiembre de 1999, que alcanzó una magnitud de 7,7 y causó la muerte de 2.400 personas.
Los equipos de rescate están trabajando sobre el terreno, y todavía no se pueden dar cifras definitivas sobre los daños personales y materiales ocasionados por el terremoto. Pero múltiples edificios y carreteras han resultado dañadas, y en un primer momento los servicios de emergencias atendieron a más de 700 personas con diferentes heridas.
En la isla están acostumbrados a los temblores de tierra, y no esperaban un sismo de una magnitud superior a 4, por lo que no se envió ningún tipo de alerta a la población.
Consecuencias para la industria mundial de chips
Taiwán es el lugar en el que se fabrican entre el 80% y el 90% de los microchips que se incorporan a ordenadores, móviles, coches de última generación, etc.
A consecuencia del sismo, Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC), el mayor fabricante de semiconductores que existe ahora mismo en el mundo, tuvo que detener su actividad y evacuar rápidamente al personal.
United Microelectronics Corp. (UMC), otro de los grandes fabricantes de chips, adoptó medidas similares.
Los microchips son productos muy delicados, por lo que un temblor puede comprometer su cadena de producción o incluso destruir lotes enteros. Atendiendo a la gran magnitud del terremoto del 3 de abril, los fabricantes podrían haber sufrido importantes pérdidas en su stock.
Compañías como Apple o Nvidia compran sus productos a TSMC y empresas similares, por lo que cualquier interrupción en el suministro puede tener un impacto muy significativo en la llegada de dispositivos electrónicos al mercado.
Con el fin de calmar los ánimos, TSMC ha emitido un comunicado en el que declara que: “los sistemas de seguridad funcionan con normalidad. Para garantizar la seguridad del personal, algunas fábricas fueron evacuadas según el procedimiento de la empresa. Actualmente, aún estamos confirmando los detalles del impacto que puede tener este suceso”.
A pesar de que los fabricantes de chips han intentando que la incertidumbre no se extienda en los mercados, el valor de las acciones de TSMC cayó ayer un 1,5%, y el de las de UMC un 1%.
Un tema polémico
La alta concentración de empresas fabricantes de microchips en un único lugar del mundo ha sido objeto de debate en los últimos años.
Taiwán es una isla expuesta a múltiples terremotos, pero fabricantes como TSMC se niegan a llevar sus instalaciones a otro lugar, porque su objetivo es que todos los ingenieros de la plantilla puedan trabajar juntos.
A ello se suma que la isla está en el punto de mira de China. El Partido Comunista Chino se ha comprometido a anexionar este territorio, lo que ha supuesto un nuevo punto de fricción en las frías relaciones entre China y Estados Unidos.
Los expertos no creen que China llegue a invadir Taiwán, pero creen que una posible invasión militar de la isla tendría resultados catastróficos para muchas empresas, ya que el suministro de microchips se vería gravemente afectado.
Por todo ello, cada vez son más los gobiernos occidentales y las empresas que piden a TSMC que diversifique sus instalaciones en otros puntos geográficos. Con el fin de evitar el desabastecimiento ante catástrofes como la que acaba de ocurrir, o si se produce un conflicto bélico.
Las empresas implicadas en la fabricación de chips empiezan a ser conscientes de este problema y algunas ya han anunciado inversiones fuera de Asia. En el caso concreto de TSMC, esta confirmó el pasado verano que iba a construir su primera planta de chips en Europa, que estará ubicada en Alemania. En España, Broadcom tiene en marcha un proyecto para crear una gran planta de fabricación de semiconductores.