Entre finales del siglo XX y principios del siglo XXI, China empezó a destacar en el campo de las manufacturas. Una fuerte estrategia de industrialización, unida a la posibilidad de acceder a mucha mano de obra a un precio más barato que en otros países, llevó a muchas empresas de todo tipo a deslocalizar allí su producción.
En apenas unas décadas, China se ha convertido en el gran fabricante mundial. En la actualidad, el 35% de todos los bienes que se producen a nivel global se hacen en el gigante asiático.
Lo que preocupa ahora a las autoridades a nivel mundial es la sobrecapacidad que tiene China para fabricar productos del sector industrial, especialmente los relacionados con lo que ya se conoce como “tecnología verde”.
China ha estado invirtiendo de forma notable en industrias para la fabricación de vehículos eléctricos, baterías de litio y paneles solares. En previsión de que la demanda de estos bienes crecerá todavía más en los próximos años. Para los expertos, esto supone algunos retos y problemas que es preciso abordar.
Posibles distorsiones en el mercado
Las autoridades estadounidenses y europeas han expresado su preocupación por el exceso de capacidad productiva de China en materia de tecnología verde.
El país asiático está desarrollando una fuerte política de inversión empresarial dirigida a mejorar su capacidad para producir vehículos eléctricos, baterías de ion-litio y placas solares.
Lo que temen los expertos es que China “inunde” el mercado con productos de este tipo a muy bajo precio. Un fenómeno que podría producir una importante distorsión en el mercado.
Janet Yellen, secretaria del Tesoro estadounidense, estuvo de visita oficial en el país asiático hace algunas semanas. La secretaria ha advertido sobre el riesgo y los efectos negativos que pueden tener los desequilibrios económicos en China, un país en el que hace tiempo que se aprecia un débil consumo interno por parte de los hogares y un exceso de inversión en las empresas para generar grandes economías de escala.
Yellen ha manifestado que “China es ahora demasiado grande para que el resto del mundo pueda absorber esta enorme capacidad. Las medidas que tome hoy pueden alterar los precios mundiales. Y cuando el mercado mundial se vea inundado por productos chinos artificialmente baratos, la viabilidad de las empresas estadounidenses y de otras empresas extranjeras quedará en entredicho”.
La Comisión Europea también lleva un tiempo preocupada por este riesgo. De hecho, el pasado mes de septiembre se inició una investigación sobre la existencia de ayudas estatales al sector del coche eléctrico en China, que permitirían que el precio de estos vehículos fuera notablemente más bajo que el de los fabricados en otros países. Además, en las últimas semanas se ha puesto en marcha un mecanismo que busca evitar que las subvenciones extranjeras distorsionen el mercado único.
El objetivo es que no se repita lo que ya sucedió hace una década, cuando China llenó el mercado de acero a un precio muy barato y acabó provocando el cierre de cientos de empresas siderúrgicas en todo el mundo. A día de hoy, China sigue siendo líder en este sector y produce el 55% del acero que se consume a nivel global.
China se defiende
El Ministerio de Comercio de China ha querido salir al paso de las acusaciones internacionales sobre el exceso de capacidad productiva de su país.
Su portavoz ha señalado que esta acusación es injustificada. Destacando, por otro lado, que la capacidad industrial de China en el campo de las nuevas tecnologías verdes es una capacidad avanzada, que resulta ser necesaria para poder atender con urgencia el desarrollo productivo.
El interés estratégico enfrenta a Oriente y Occidente
Más allá de la forma en que la presencia de muchos bienes baratos en el mercado puede afectar a los fabricantes fuera de China, el interés de China en fabricar más productos tecnológicos, y de Estados Unidos y Europa en frenar este avance, tiene una razón de ser estratégica.
Las relaciones entre el bloque Estados Unidos-Europa y China son tensas, por el apoyo que el gigante asiático siempre ha mostrado a otros países como Rusia o Corea del Norte.
Ni los estadounidenses ni los europeos quieren que China llegue a tener una posición predominante en el mercado de bienes relacionados con la tecnología como los microchips o las baterías de litio. Porque, en caso de conflicto, esto podría causar un importante desabastecimiento.
De hecho, hace ya tiempo que tanto desde Europa como desde Estados Unidos se intenta atraer hacia su territorio a empresas estratégicas como las que se encargan de la fabricación de chips.
China también lidera la producción de energía verde
En los últimos años, China también ha logrado situarse a la cabeza en lo que a producción de energía verde se refiere.
Con una mano de obra más barata y una cadena de producción y de suministro muy avanzada, las fábricas chinas son capaces de producir sistemas de electrólisis un tercio más baratas que las que se fabrican en Estados Unidos.
La electrólisis es la tecnología más usada para la extracción de hidrógeno, y el hidrógeno es un combustible especialmente importante para conseguir los objetivos de descarbonización que se han marcado los países desarrollados.
El objetivo de China es producir entre 100.000 y 200.000 toneladas de hidrógeno verde para 2025, y contar para ese año con 50.000 vehículos que utilicen ese combustible.
Según un informe de Bloomberg, los sistemas chinos de electrolisis podrían llegar a los mercados internacionales con un descuento significativo con respecto a los fabricados en la región Occidental. Se espera que entre 2025 y 2030 los productos de electrólisis fabricados en China alcancen una gran popularidad a nivel mundial, lo que podría llevar al gigante asiátio a controlar también este mercado.
Problemas para la moda china
La capacidad de China para fabricar millones de unidades de prácticamente cualquier producto a un precio muy bajo, está causando problemas en otros sectores. Uno de los más afectados es el de la moda.
Tanto es así, que algunos países como Francia ya están tomando medidas frente a la conocida como moda low cost. El gobierno francés se plantea la posibilidad de establecer una tasa a las plataformas chinas de venta online de moda barata, como Temu o Shein, por cada producto vendido.
El objetivo no es solo proteger la moda nacional, sino lograr que estas empresas reduzcan su volumen de fabricación y adopten medidas de sostenibilidad ambiental.
China domina la industria mundial
El gigante asiático lleva años al frente de la producción industrial mundial, y ahora su gobierno está dando prioridad a los sectores relacionados con la alta tecnología y la transición energética. Como resultado, la capacidad de producción está aumentando y los precios de venta están bajando. Por eso, los expertos creen que un exceso de productos de tecnología verde en el mercado puede provocar conflictos comerciales a corto y medio plazo.
Las exportaciones de bienes procedentes de China suponen un 14,4% del total de las realizadas a nivel global, y se espera que su peso siga incrementándose en los próximos años gracias a la incursión de las empresas del país en sectores estratégicos como el de la tecnología verde.