miércoles, diciembre 18, 2024
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Los ERTE climáticos ya son una realidad

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El cambio climático es una amenaza global que trasciende fronteras y sectores, y cuyos efectos en la economía todavía están por determinar.

Una de sus últimas manifestaciones es el fenómeno ya conocido como el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) climático o por causas climáticas. Porque a nivel mundial son ya varias las empresas que han tenido que ajustar su plantilla para hacer frente a los efectos derivados de condiciones climáticas adversas.

Los sectores más vulnerables frente al cambio climático son la agricultura, la pesca, el turismo y el sector dedicado a la fabricación de alimentos y bebidas. Fenómenos meteorológicos extremos como largas sequías, o cambios en los patrones climáticos, están dando lugar a la necesidad de abordar una reestructuración de las operaciones y esto, con frecuencia, incluye la reducción de personal.

En el caso concreto de la agricultura, las sequías prolongadas que se producen en algunos lugares y las inundaciones que hay en otros, están reduciendo de forma drástica la producción, obligando a las empresas a tener que recortar su personal. Algo similar ocurre en el sector pesquero, donde el cambio de temperatura del agua y la acidificación de los océanos están reduciendo la población de peces, lo que se traduce en menos capturas y en menos puestos de trabajo.

El ERTE climático de Freixenet

Freixenet, uno de los productores de cava más importantes de España, anunció hace unos días la puesta en marcha de un ERTE que va a afectar a algo más 600 trabajadores (el 80% de la plantilla), porque la fuerte sequía que afecta a Cataluña ha reducido mucho el volumen de producción de los viñedos.

Los ERTE climáticos se vienen produciendo en España desde hace ya algunos años, pero hasta el momento solo habían afectado a empresas pequeñas y no habían tenido demasiada difusión. 

En el caso de Freixenet, la compañía solicitó a finales del pasado mes de abril un ERTE por fuerza mayor, alegando que la baja producción de uva por causa de la sequía hacía necesario reducir la plantilla. Esta propuesta fue rechazada por la Generalitat, que entendió que la falta de agua no era una causa sobrevenida, porque esta situación afecta a la zona del Penedés desde hace tres años.

Ante la denegación del ERTE por causa de fuerza mayor, Freixenet ha negociado un expediente de reducción de jornada por motivos económicos, técnicos y organizativos que se extenderá desde el pasado 13 de mayo hasta el 31 de diciembre.

El ERTE ETOP afecta a los empleados de Freixenet S.A. y Segura Viudas S.A.U, que van a ver reducida su jornada entre un 20% y un 50%. Los trabajadores afectados van a ser compensados con ayudas complementarias que no se han hecho públicas.

El comunicado de Freixenet manifiesta que: “tras una rápida y constructiva negociación, Grupo Freixenet y la representación social de sus trabajadores han llegado a un acuerdo para iniciar un régimen de reducción de jornada por motivos económicos, técnicos y organizativos o de producción. El programa se ha desarrollado para hacer frente a la falta de uva y vino base, provocada por la extrema sequía que viene aumentando desde 2021”. La compañía ha insistido en que la reducción de la jornada se adaptará en función de la época del año y de cómo evolucione la falta de agua.

Sebastián Serena, responsable del sector alimentario de UGT, ha señalado que: “el expediente de regulación de empleo debe ser la última posibilidad. Sabiendo que están ocurriendo y seguirán ocurriendo las sequías, las empresas tendrán que adelantarse, instalar sistemas de regadío que garanticen la producción, innovar o utilizar nuevas tecnologías, para que no les falte la materia prima. No esperar al último momento”.

Por su parte, Mariano Sanz, secretario de medio ambiente de Comisiones Obreras, ha manifestado que: “los acontecimientos de fuerza mayor son imprevisibles e involuntarios. En este caso, parece que hay una previsión de que esta situación se puede dar, así que habrá que ir estableciendo las pautas oportunas para prevenir el impacto desde el punto de vista organizativo, técnico y de análisis sobre cómo va a afectar a la empresa”.

Desde la Federación Española del Vino coinciden en la necesidad de mitigar los efectos del cambio climático y de que la industria se vaya adaptando a las nuevas circunstancias.

La situación en Cataluña contrasta con lo que está ocurriendo con la producción de cava en las bodegas extremeñas. El mercado de Extremadura está en torno a los seis millones de botellas de cava comercializadas, y se espera que supere los 10 millones en poco tiempo, gracias a la apertura de nuevas bodegas.

La destrucción de empleo causada por el cambio climático

En las últimas dos décadas se han perdido 240.000 puestos de trabajo en los sectores de la agricultura, la ganadería y la pesca, según se desprende de las estadísticas de la Seguridad Social.

Las empresas medianas y pequeñas, muchas de ellas de origen familiar, están intentando capear la situación. Los ERTE no son apreciables porque muchas trabajan a través de pequeñas explotaciones, pero sí se está notando el efecto en el trabajo de temporada. De hecho, en los últimos años se han contratado menos jornaleros y durante menos tiempo.

Desde la Organización Mundial del Trabajo se advierte de que el cambio climático puede ser una importante fuente de destrucción de empleo. Se estima que entre el año 2000 y el 2015 desaparecieron solo en el sector agrario 23 millones de puestos de trabajo como consecuencia de este fenómeno.

Repercusiones sociales y económicas

Expertos y organizaciones internacionales vinculadas a la lucha contra el cambio climático destacan que los ERE y ERTE climáticos no solo afectan a las empresas y a sus trabajadores, también tienen un impacto sobre las comunidades locales que dependen de estas industrias para su sustento.

En las zonas rurales la agricultura se ha convertido en una de las pocas fuentes de empleo. Si esta se ve afectada, el fenómeno de la despoblación puede agravarse todavía más, llevando al cierre de otros negocios.

Hacia una adaptación sostenible

Los expertos creen que son necesarias políticas públicas y estrategias empresariales que estén orientadas hacia una adaptación sostenible a la nueva situación. Esto requiere de inversión en tecnologías verdes, programas de formación y reconversión laboral, y políticas de apoyo a las industrias afectadas.

En el caso del sector agrícola, se recomienda el cambio de los sistemas de riego actuales por otros más eficientes, y hacer cambios en los cultivos, plantando variedades que sean más resistentes a las nuevas condiciones climáticas.

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