viernes, noviembre 22, 2024
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Los fabricantes continúan apostando por los vehículos de combustión

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El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) establecía como objetivo llegar a los cinco millones de coches eléctricos circulando por las carreteras españolas en 2030.  Sin embargo, los datos actuales ponen de relieve que se está muy lejos de alcanzar este objetivo.

El insuficiente despliegue del coche eléctrico es un fenómeno que se observa en España y en muchas otras partes del mundo. De hecho, algunos de los grandes fabricantes del sector de la automoción están anunciando que dejan de lado la electrificación y que van a apostar por vehículos de combustión que sean más sostenibles que los actuales. 

Sin avances en la venta de coches eléctricos

Según el centro de formación industrial MINT, para que España alcance el objetivo previsto en el PNIEC deberían ponerse en circulación 700.000 nuevos vehículos eléctricos cada año. Pero las ventas reales están muy por debajo de esas cifras. 

En 2023, se matricularon en el país 125.680 vehículos eléctricos, contabilizando tanto los 100% eléctricos como los híbridos enchufables. En lo que va de 2024, no es solo que las ventas continúen sin despegar, es que se han ralentizado. Entre enero y mayo de 2023 las matriculaciones de estos vehículos representaron el 4,87% de las realizadas en ese período. Este año, han supuesto un 4,48% del total. 

Según los expertos, en 10 años ni el 60% del mercado será eléctrico. El objetivo de que España esté por encima del 25% en cuota de vehículos electrificados, está ahora más lejos de convertirse en una realidad que hace un año.

La situación es tan complicada qué, hace unas semanas, Wayne Griffiths decidió dimitir como presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), ante la inacción del Gobierno a la hora de potenciar la electrificación del sector automovilístico.

En opinión de Griffiths, “España tiene que mejorar la infraestructura pública de recarga y facilitar la compra de coches electrificados con un verdadero plan de incentivos fiscales que permita cobrar la ayuda en el momento de la compra”.

La situación no es mucho mejor en el resto de Europa, donde la cuota de coches eléctricos ha caído hasta el 13%. Por ello, los fabricantes se están replanteando su estrategia de cara al futuro.

Las marcas vuelven a mirar al coche de combustión

En 2022, la Unión Europea anunciaba su intención de prohibir la venta de coches de combustión en su territorio a partir de 2035. Esto obligó a los fabricantes a diseñar una nueva hoja de ruta para relegar los motores térmicos y apostar por los eléctricos. 

Por ello, se esperaba que 2023 fuera el año en el que el coche eléctrico por fin despegara en el mercado, pero no fue así. De hecho, General Motors, que ha sido una marca pionera en el sector de la electrificación, decidió dar marcha atrás y frenar sus inversiones en este segmento. 

Por otro lado, la presión de los fabricantes ha conseguido que la polémica norma Euro 7, que iba a establecer medidas todavía más restrictivas en cuanto a emisiones del transporte por carretera, finalmente no entre en vigor en 2025. Por el momento se va a demorar dos años más, y su nivel de exigencia estará por debajo de lo previsto inicialmente.

El insuficiente despliegue de los cargadores eléctricos es otra de las barreras que se ha encontrado el coche eléctrico. La Unión Europea acordó ampliar las infraestructuras de recarga, de modo que se pudieran encontrar estaciones de carga de vehículos eléctricos al menos cada 60 kilómetros en todo el territorio de la Unión, pero los Estados se han retrasado en la puesta en marcha de esta medida, y ya es inviable alcanzar el objetivo previsto para 2026.

En este escenario, son ya varias las marcas que han manifestado que no les resulta rentable invertir en reformar sus plantas de producción para adaptarlas a la fabricación de vehículos eléctricos. 

Toyota, Subaru y Mazda han comunicado oficialmente su compromiso de desarrollar nuevos motores de combustión que sean, eso sí, compatibles con diferentes grados de electrificación y que permitan avanzar hacia la neutralidad en la emisión de carbono.

Marcas como Porsche, Audi, Lamborghini y Mazda están apostando por el e-fuel o combustible sintético para que los coches con motor de combustión interna se puedan vender en Europa más allá de 2035.

Mercedes, que en un principio había previsto que la mitad de sus ventas en 2025 fueran de coches eléctricos, ha dado marcha atrás en su estrategia ante la imposibilidad de alcanzar la meta prevista, y ha comunicado que tiene intención de seguir fabricando motores de combustión pasado 2030.

En el caso de Hyundai, la firma asiática quiere reforzar su posición en el mercado eléctrico, pero también ha confirmado que no va a abandonar los motores de gasolina.

Ford, Aston Martin y Volkswagen han confirmado que retrasan las inversiones que tenían previstas para la producción de vehículos eléctricos y que seguirán fabricando motores de combustión, como mínimo, una década más.

Muy lejos del objetivo previsto

Los especialistas del sector acusan a las autoridades europeas de haber querido correr demasiado en la implantación del eléctrico, llevando a los fabricantes y al mercado a una situación peligrosa. Porque, después de haber invertido miles de millones en electrificación, las marcas tienen que dar ahora marcha atrás debido a que los coches eléctricos no se están vendiendo.

La previsión era que, de cara a la próxima década, la venta de coches eléctricos supusiera un 80% del total, pero la realidad de los últimos años ha demostrado que este objetivo es inviable. Esto se debe a que, para los consumidores, el vehículo eléctrico no genera confianza por la falta de una buena infraestructura de recarga y, además, su precio es todavía demasiado elevado y no está al alcance de todos los bolsillos.

En España, se acaba de anunciar la prórroga del Plan Moves III hasta el próximo 31 de diciembre, y se ha ampliado su dotación con 200 millones de euros más. Pero para los fabricantes esto no es suficiente para potenciar la compra de vehículos eléctricos, porque con el sistema actual los consumidores tardan hasta dos años en acceder a la subvención. Lo que defienden desde el sector de la automoción es que estas ayudas se cambien por otras de tipo directo que se apliquen en el momento de la compra. 

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