El sector manufacturero europeo continuó registrando malos datos el pasado mes de junio, cuando experimentó la caída más rápida en lo que va de año, tal y como se desprende del Índice HCOB PMI, el indicador que mide la producción manufacturera.
Salvo en Italia, los nuevos pedidos cayeron de forma drástica en todos los países de la eurozona, haciendo que el PMI marcara su peor registro en lo que va de año. Para los expertos, esto acrecienta el riesgo de una recesión en el sector.
Los resultados de junio
El pasado mes el PMI del sector manufacturero en la zona euro se situó en 45.8 puntos y el PMI de producción manufacturera retrocedió al 46.1, marcando su tasa mínima en los últimos seis meses. Un fenómeno que se explica por la caída de nuevos pedidos y el incremento de los costes.
El informe destaca que “la economía manufacturera de la zona euro mostró nuevos signos de debilidad al final del segundo trimestre, ya que la contracción de la producción se aceleró notablemente hasta alcanzar el ritmo más fuerte en lo que va de año. Los nuevos pedidos, la actividad de compra y el empleo también disminuyeron a un ritmo más rápido, pero las perspectivas de la producción en el plazo de doce meses siguen siendo positivas”.
La caída de junio del PMI del sector manufacturero es la mayor registrada en los últimos 14 meses y llega después de un período de 25 meses consecutivos de caída en la demanda. Sin embargo, existe un cierto optimismo hacia la mejora de cara al futuro, aunque los expertos destacan que la recuperación podría no llegar hasta finales del verano o principios del próximo otoño.
La caída en los nuevos pedidos se percibe más como un problema temporal que como una señal de desaceleración prolongada.
La producción manufacturera en los países de la eurozona
Alemania, que depende en gran medida de su industria automovilística, es el país que más está sufriendo el descenso de pedidos. Le siguen en el ranking Austria, Francia e Italia, que siguen en los márgenes de la recesión.
En la situación contraria se encuentran Países Bajos, España y Grecia. En el caso concreto de España, el sector manufacturero continuó creciendo durante junio, aunque lo hizo a un ritmo más modesto que en los meses anteriores.
El informe destaca que “las empresas encuestadas notaron una mayor demanda de los clientes, debido a las ventas respaldadas por campañas comerciales positivas, tanto en el país como en el extranjero. Sin embargo, la incertidumbre política y económica limitó la captación de nuevos pedidos en general. Estas incertidumbres también se manifestaron en las expectativas de los fabricantes. La confianza fue notablemente más baja que en mayo, cayendo hasta su nivel más débil en lo que va de año”.
Reclaman un instrumento financiero que garantice la igualdad para las industrias europeas
La Alianza por la Competitividad de la Industria Española se ha unido a la postura defendida por las delegaciones de España, Portugal y Grecia en el Consejo de Competitividad e Industria que se celebró en Bruselas el pasado mes de mayo.
La Alianza destaca la necesidad de que se articule en el seno de la Unión Europea un modelo de financiación permanente que permita a las industrias abordar las inversiones que son necesarias para seguir avanzando en los procesos de transición ecológica y ambiental. Un sistema que garantice la igualdad en el acceso a las ayudas a la inversión, de modo que no exista distorsión entre los Estados miembros.
El objetivo es que las industrias se sientan seguras de permanecer en el territorio de la Unión Europea y no tengan la tentación de trasladar su producción a otras regiones que se consideren más atractivas porque en ellas es más fácil acceder a créditos fiscales.
Durante su participación en el Consejo de Competitividad, España, Portugal y Grecia defendieron la necesidad de desarrollar una política industrial europea que incremente de forma competitiva y equilibrada la capacidad de producción de los diferentes Estados miembros, contribuyendo así a incentivar de manera más eficiente las inversiones estratégicas en sectores industriales que se consideran críticos.
Los expertos creen que no es suficiente con ayudas puntuales como las derivadas de los fondos Next Generation, sino que hace falta una política a largo plazo que garantice un apoyo igualitario a las industrias de todos los países de la Unión Europea.