viernes, septiembre 6, 2024
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El biocombustible es el nuevo punto de presión entre China y la Unión Europea

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Para cumplir con el objetivo de avanzar hacia un desarrollo más sostenible, en la Unión Europea se está impulsando la presencia de vehículos eléctricos y el uso de biocombustibles que tienen un menor impacto ambiental. Además, muchos de ellos se fabrican a partir de desechos no alimentarios, por lo que su reciclaje contribuye a reducir el volumen de residuos que generan los países.

En los últimos años, China ha “inundado” el mercado europeo con biocombustibles baratos. Según un informe de la Asociación Alemana de la Industria de Biocombustibles, las importaciones de este producto se duplicaron en el primer semestre de 2023 con respecto al mismo período de 2022. Haciendo bajar el precio más de un 50%.

Tras la denuncia de Alemania, la Comisión Europea inició una investigación cuyos resultados se harán públicos en las próximas semanas. Si se descubre qué, como en el caso de los vehículos eléctricos, el Gobierno chino está subvencionando la fabricación de biocombustibles, se podrían aplicar más aranceles a este producto.

La desconfianza europea

La fabricación de biocombustibles requiere de entornos de producción con unas condiciones particulares, en los que sea posible procesar materias primas muy contaminadas. En el caso de la alemana Verbio, que es una de las mayores empresas europeas de este sector, la planificación y construcción de una de estas plantas se demora unos tres años. Por eso, en Europa ha resultado sospechoso que en China ya estuviera todo preparado para hacer frente tan rápidamente al incremento de la demanda de biocombustible.

Claus Sauter, de Verbio, destaca que “la mercancía es buena y muy barata. Los chinos la ofrecen a mitad de precio, pese a que los costes de transporte representan el 20% del precio. Eso no puede ser”.

Otros especialistas del sector han mostrado sus dudas con respecto al tratamiento que reciben las materias primas. Se supone que estas deben ir a la factoría de biocombustible para ser tratadas, pero existen sospechas de que lo único que se está haciendo es cambiar la rotulación para hacer pasar como combustible el aceite de palma.

El problema es que los controles que se pueden hacer son limitados. Una vez que el biodiésel está listo, no se puede verificar en laboratorio de qué materia prima está hecho, hay que fiarse de lo que indica la documentación que acompaña al producto. Por otro lado, China no permite que funcionarios extranjeros lleven a cabo inspecciones en sus factorías.

La investigación de la Comisión Europea

Tras la denuncia alemana, Bruselas lleva semanas inmersa en una investigación, para determinar si algunas importaciones procedentes de China se habían etiquetado erróneamente como biocombustibles más rentables.

A fin de incrementar la producción de biodiésel a partir de aceites y grasas usados, la Unión Europea ha puesto en marcha incentivos para las empresas que lleven a cabo este proceso. Media que ha coincidido con la llegada masiva de biocombustible más barato desde China, lo que ha hecho sospechar que las empresas asiáticas están mezclando biocombustibles con aceites más baratos para exportar el producto a Europa.

La Comisión propone intensificar la vigilancia en el sector, para lo que va a crear una base de datos de la cadena de suministro, que estará operativa a final de este año. A través de ella será posible estudiar si las importaciones de combustible que se están llevando a cabo dan derecho o no a las empresas europeas a obtener créditos por emisiones de gases de efecto invernadero.

El máximo organismo europeo de biocombustibles ya ha advertido de que una avalancha de importaciones de biodiésel potencialmente dudoso llegado desde China, podría provocar el colapso de esta industria en la Unión Europea. China está haciendo de la UE su mercado central, y el 90% de sus exportaciones de biodiésel van destinadas a Estados miembros, lo que puede afectar a los productores europeos.

El próximo 19 de julio la Comisión anunciará medidas provisionales y después se iniciarán conversaciones con los productores que hayan incurrido en dumping al introducir en el mercado europeo productos a un precio artificialmente bajo, a fin de buscar un acuerdo y una solución. Si esto no es posible, no se descarta la aplicación de aranceles más elevados de los actuales, como ya se está haciendo en el caso de los vehículos eléctricos procedentes de China.

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