La relación comercial de China con los socios de la Unión Europea (UE) no pasa por el mejor momento. Hace tan solo unas semanas, la Comisión Europea aprobó el establecimiento de aranceles cercanos al 40% por la importación de vehículos eléctricos chinos. Además, tiene en marcha una investigación sobre el biocombustible procedente del país asiático, para examinar si se está vendiendo este producto por debajo del precio de mercado (lo que se conoce como dumping).
Por su parte, el Ministerio de Comercio de China acaba de anunciar que pone en marcha una investigación para examinar las barreras al comercio y la inversión que le está imponiendo la Unión Europea.
Análisis en detalle
La investigación tiene previsto su desarrollo desde este momento y hasta el mes de enero de 2025, aunque excepcionalmente se puede extender hasta abril de ese año si hay circunstancias que lo justifiquen.
Se va a centrar en las prácticas que está adoptando la Unión Europea al amparo del “Reglamento sobre subvenciones extranjeras que distorsionan el mercado interno de la UE” y sus reglas de implementación. Prestando especial atención a las medidas que se han adoptado en sectores específicos como el ferroviario, el de la energía fotovoltaica, los equipos de inspección de seguridad y la energía eólica.
Para acelerar los trámites, el Ministerio de Comercio ya ha puesto en marcha los canales que pueden usar las partes interesadas para formular sus alegaciones.
Esta investigación es una respuesta directa a la reciente decisión de la UE de aplicar aranceles compensatorios a los vehículos eléctricos chinos, una medida que el gigante asiático ha calificado de “injustificada y proteccionista”.
Estos aranceles todavía están en fase de aplicación provisional, pero podrían llegar a ser definitivos en cuatro meses si el bloque europeo y China no llegan a un acuerdo. A fin de intentar que la UE dé marcha atrás, el Gobierno chino ha incrementado la presión a través de la puesta en marcha de esta investigación. Una medida que se suma a la investigación sobre las importaciones de carne de cerdo que llegan desde Europa hasta China, anunciada hace unas semanas.
China continúa la guerra comercial con Estados Unidos
El conflicto comercial entre China y la Unión Europea se suma al que el país asiático mantiene desde hace años con su principal competidor a nivel mundial: Estados Unidos.
Durante el mandato de Trump los aranceles a las importaciones de ciertos productos procedentes de China crecieron notablemente, y la tendencia se ha mantenido durante el Gobierno de Biden.
En los últimos meses, los aranceles para las baterías de vehículos eléctricos han subido del 7,5% al 25%. Por su parte, los aranceles para materias primas como el acero y el aluminio se han incrementado al 50%, por la importancia que tienen estas en la fabricación de paneles solares y de semiconductores. En el caso de los vehículos eléctricos, los aranceles se sitúan ya en el 102,5%.
De media, Estados Unidos aplica un arancel del 3,3% a los productos industriales llegados desde el exterior, pero para China el importe es bastante más elevado, lo que demuestra que existe un interés en proteger la industria nacional frente a los efectos negativos que puede suponer para ella la llegada masiva de productos chinos a un precio bajo.
En los últimos años, China ha roto el equilibrio productivo establecido de forma tácita y, en virtud del cual, la producción en Occidente se centraba en segmentos más intensivos en investigación y desarrollo, mientras que en Oriente se especializaba en segmentos más intensivos en trabajo, por sus bajos costes laborales.
Con China ahora metida de lleno en sectores que tienen una gran relevancia tecnológica y pueden ser todavía más estratégicos en el futuro, Estados Unidos y la Unión Europea han mostrado su preocupación, porque no quieren que el acceso a suministros básicos como los semiconductores dependa únicamente de China.
La reindustrialización se postula en este momento como una necesidad estratégica, para poder garantizar el abastecimiento en caso de un posible conflicto armado directo o indirecto, o si aumentan las tensiones entre los países.
Más allá de los problemas con Estados Unidos y la UE, China tampoco lo está teniendo fácil en otros mercados internacionales. Turquía está ya aplicando aranceles del 40% a los vehículos eléctricos chinos, para proteger a sus productores nacionales, y Canadá está valorando tomar medidas similares.