El pasado lunes, el Banco Popular de China (BPC) anunció una nueva reducción en los tipos de interés, con el fin de facilitar el acceso a los préstamos al consumo y las hipotecas. Este es el primer ajuste que la institución monetaria realiza desde el pasado mes de agosto de 2023.
Tras el recorte de 10 puntos básicos, los préstamos con vencimiento a un año pasan al 3,35% y los préstamos a cinco años al 3,85%.
Además de estos recortes, los analistas prevén que el próximo mes se produzca un recorte del tipo a medio plazo.
Una política contraria a la que aplica el resto del mundo
En 2022, tanto la Fed en Estados Unidos como el BCE en Europea comenzaron una senda alcista de los tipos de interés tras varios años de congelación, con el fin de hacer frente a la grave crisis inflacionista que se había desatado y contener el consumo.
Dos años después, la Reserva Federal de Estados Unidos continúa sin tomar medidas para rebajar los tipos, porque cree que todavía no hay la suficiente estabilidad para ello. El Banco Central Europeo, por su parte, aplicó la primera rebaja en 15 meses el pasado mes de junio, pero no se muestra optimista al hablar de nuevas bajadas en los tipos de interés en lo que queda de año.
En el caso de China, el Banco Popular de China ha ido por una senda contraria a la seguida en el resto del mundo. Al comienzo del 2022, los tipos de interés de referencia para los préstamos a uno y cinco años se mantenían estables. Los primeros a un 3,80% y los segundos al 4,60%.
Tras la desaceleración económica provocada por los rebrotes de Covid-19 y las tensiones geopolíticas, el BPC decidió iniciar un ciclo gradual de recorte de los tipos.
Durante el primer semestre de 2023 se produjo un nuevo recorte de 0,25 puntos porcentuales en mayo y en junio. En agosto el recorte fue de 0,10 puntos y, desde entonces, los tipos se habían mantenido estables, hasta que el pasado 22 de julio el BPC anunciara que rebajaba de nuevo los intereses en 0,10 puntos porcentuales.
El objetivo de esta medida es impulsar la economía local y contrarrestar los efectos negativos que está teniendo para China la ralentización del crecimiento global.
La debilidad del sector inmobiliario continúa siendo un problema
La recuperación económica de China tras la crisis del Covid-19 está siendo más lenta de lo que se esperaba, no solo por la caída de la demanda mundial de materias primas y productos terminados en los que el país asiático es un proveedor destacado, también por las medidas que se están tomando tanto desde Europa como desde Estados Unidos para reducir la dependencia de China con respecto a ciertos productos que se consideran estratégicos, como ocurre con los microchips.
A nivel interno, uno de los problemas más importantes de la economía china es el sector inmobiliario, que durante dos décadas fue el pilar del crecimiento económico, pero ahora está estancado.
La caída de la demanda de viviendas ha provocado descensos en la inversión inmobiliaria; una menor demanda de materiales de construcción y un descenso de operaciones de servicios financieros, así como un incremento del desempleo.
Todo esto ha llevado a una pérdida de confianza por parte de los consumidores, que temen invertir en un mercado inestable.
Para paliar el problema, el Gobierno chino ha adoptado medidas como la reducción de los tipos de interés, junto con una política de flexibilización de las restricciones para la compra de viviendas y una mayor regulación del sector inmobiliario destinado a reducir el endeudamiento excesivo.
Sin embargo, las medidas adoptadas todavía no han logrado revertir la tendencia a la baja del sector inmobiliario, y se espera que la inestabilidad se mantenga a corto plazo.
En líneas generales, toda la demanda interna de China está a la baja por la caída de los ingresos reales, la pérdida de confianza de los consumidores y la incertidumbre económica, lo que se ha convertido en un problema especialmente grave ahora que también la demanda externa ha bajado. Con medidas como la rebaja de los tipos de interés, el Gobierno chino espera potenciar el consumo interno en lo que queda de año.