lunes, septiembre 16, 2024
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Las marcas chinas piden más aranceles para los vehículos europeos y estadounidenses

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La guerra comercial que mantienen China y Estados Unidos se ha recrudecido en los últimos tiempos con la imposición de nuevos aranceles a las importaciones y el establecimiento de ciertas limitaciones para evitar que el gigante asiático acabe colonizando los segmentos económicos más importantes. Por su parte, la Unión Europea también ha seguido el ejemplo de EEUU y está restringiendo el comercio con China.

Entre los productos más afectados están los vehículos eléctricos chinos, para los que se han aprobado en los últimos meses aranceles que hacen que su venta en territorio europeo y estadounidense no sea tan barata como se esperaba. En respuesta, son ahora los fabricantes automotrices chinos los que piden a su Gobierno que imponga más aranceles a los vehículos que llegan desde fuera de las fronteras del país.

El vehículo eléctrico chino en el punto de mira

Los coches con motores eléctricos se perfilaban hace unos años como la solución perfecta para reducir de forma drástica los niveles de contaminación. Sin embargo, su implantación no está siendo ni tan sencilla ni tan rápida como se esperaba.

De hecho, grandes empresas del sector automotriz como Ford o General Motors están haciendo nuevos ajustes en la producción y dejando en cierta medida de lado la fabricación de coches eléctricos, porque no están logrando recuperar lo que han invertido en adaptar sus factorías para producirlos.

Además de la falta de una adecuada infraestructura de recarga, el principal obstáculo para que los coches eléctricos aumenten su presencia en las carreteras de todo el mundo es su elevado precio. Incluso los modelos más pequeños y sencillos resultan caros para el consumidor medio, y esto está provocando que cada vez se vendan menos unidades.

China, que siempre ha visto en los precios bajos su principal herramienta para competir a nivel internacional, ha aprovechado esta tesitura para poner en el mercado coches eléctricos a un precio sensiblemente más bajo del que tienen los de marcas europeas y estadounidenses.

Los fabricantes asiáticos “amenazaban” con inundar Europa y EEUU de vehículos eléctricos a bajo coste, pero han visto truncadas sus aspiraciones por la aplicación de aranceles.

La Unión Europea llevó a cabo una investigación que determinó que la razón de ser de que la fabricación de estos coches en China fuera tan barata es que el Gobierno estaba ofreciendo importantes incentivos y ayudas directas a todos los que participan en la cadena de suministro: empresas encargadas de la extracción de minerales, fabricantes de baterías, factorías de producción de los vehículos, empresas que llevan a cabo el transporte de las unidades fabricadas, etc. Estimando que esto es una medida que afecta a la libre competencia, puesto que los productores europeos no pueden competir en igualdad de condiciones, ya que para ellos los gastos de fabricación son mucho más elevados que para las empresas chinas.

Como consecuencia, la Unión Europea aplica desde hace unos meses aranceles de hasta el 25 % a los coches eléctricos que se importan desde China. La medida es temporal, pero ya está provocando una subida de los precios de estos utilitarios.

En el caso de Estados Unidos, Donal Trump impuso en su momento aranceles del 25 % para los vehículos eléctricos llegados desde China, pero este año la Administración Biden los ha subido hasta el 100 %.

Tanto la Unión Europea como EEUU buscan con estas medidas proteger su mercado interno y un sector económico que se considera estratégico.

La respuesta de China

El Gobierno chino no se ha quedado de brazos cruzados ante la ofensiva de aranceles lanzada en Europa y en Estados Unidos. Ha mostrado su desacuerdo con unas medidas que considera injustas, a la vez que ha puesto en marcha investigaciones para analizar posibles irregularidades en la importación de productos como la carne de cerdo, para subir los aranceles a este tipo de productos si encuentra una causa que lo justifique.

Por su parte, los fabricantes automotrices chinos han propuesto a Pekín la adopción de un arancel provisional sobre los vehículos de gasolina europeos. La idea sería pasar del 15 % actual a un 25 %, lo que podría costarle a la industria hasta 4.000 millones de euros en intercambios comerciales.

La Cámara de Comercio de China ante la Unión Europea ha destacado que es necesario que se sigan importando vehículos eléctricos a los 27 Estados miembros si se quieren cumplir los objetivos de transición energética. El organismo ha instado a las partes a cooperar para avanzar hacia la transformación industrial.

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