Con el fin de hacer frente a la subida de precios de las materias primas, muchas marcas han reducido la cantidad de producto que ofrecen sin alterar el precio de venta al público. Este fenómeno conocido como reduflación cada vez es más conocido entre los consumidores, que empiezan a tomar medidas.
Un 46 % de la población mundial señala que ha notado al hacer la compra que los productos son más pequeños o tienen menos cantidad, mientras que el precio de esos artículos se han mantenido estable o incluso ha subido. En el caso de España, un 54 % de los consumidores son plenamente conscientes de esta estrategia comercial.
Los consumidores españoles son especialmente críticos
Según el estudio de Ipsos “Global Inflation Monitor”, en España seis de cada 10 consumidores consideran la reduflación como una práctica inaceptable. Es uno de los países más críticos con este tema, después de Francia, Suecia y Países Bajos.
Los consumidores perciben esta práctica como un intento de engaño. Las marcas afirman que no suben los precios, pero ofrecen cada vez menos producto por el mismo importe, lo que implica que en la práctica sí están aplicando una subida indirecta del precio.
En el caso de España, se ha detectado esta práctica especialmente en los snacks, el pan, la pasta, el arroz, los dulces, los chocolates y la comida precocinada. También algunos productos de limpieza y de higiene personal contienen ahora menos producto que antes del comienzo de la crisis inflacionista.
La reduflación se considera un engaño a los consumidores y una competencia desleal para los fabricantes de productos similares que sí siguen ofreciendo la misma cantidad de producto. Es un tema de consumo que preocupa especialmente y por eso se ha planteado ante el Congreso una proposición no de ley para regularlo.
El objetivo es que se pongan en marcha campañas de información que ayuden a los consumidores a detectar prácticas de reduflación y a protegerse de ellas. Una de las posibles medidas a adoptar para alcanzar esta meta es obligar a las empresas a informar de manera clara cuando disminuyen el tamaño o el peso de un producto y a cambio mantienen el mismo precio anterior o incluso lo elevan.
También se pretende que haya un refuerzo de las campañas de vigilancia del mercado, para poner coto a presentaciones de productos que pueden inducir a error sobre la cantidad que contienen los envases.
Regulación en otros países
Algunos Estados europeos, especialmente los más afectados por la inflación, ya están tomando medidas para regular la reduflación, en gran medida por las denuncias que las organizaciones de consumidores y usuarios llevan meses realizando.
Francia ha sido una de las pioneras en este tema. Desde el pasado 1 de julio, las superficies comerciales de más de 400 metros cuadrados deben informar a los consumidores sobre los cambios de cantidad y de precio. Es obligatorio que haya un cartel cerca del producto que advierta que la cantidad ha disminuido, indicando también si el precio se ha mantenido igual o ha subido. La infracción de esta norma se sanciona con una multa de hasta 5.000 euros.
En Alemania se ha modificado la ley de envasado y se han prohibido los envases engañosos. Para ello, se ha establecido cuál es la proporción máxima de espacio vacío que puede tener el envase y las características de diseño que debe cumplir.
Los consumidores continúan teniendo problemas para llegar a fin de mes
El continuo incremento de precios que han experimentado los productos de alimentación en los dos últimos años ha mermado el poder adquisitivo de muchos consumidores. Según el estudio de Ipsos, en España un 23 % de las personas tienen problemas para llegar a final de mes.
Un 30 % de los encuestados creen que su poder adquisitivo empeorará el año que viene, y siete de cada día españoles no creen que los altos ratios de inflación se moderen hasta dentro de uno o dos años.
Para conseguir ahorrar, casi ocho de cada 10 consumidores han modificado sus hábitos. El 60 % buscan opciones más económicas o priorizan la compra de productos esenciales. Nueve de cada diez confirman que las promociones y los descuentos de los supermercados tienen ahora un papel fundamental en sus decisiones de compra.
Los consumidores también aplican otras tácticas de ahorro de efectividad comprobada como comparar los precios entre establecimientos o adquirir productos de marca blanca.