Estados Unidos continúa su guerra comercial con China, que en los últimos meses se ha recrudecido especialmente en el sector automotriz.
El país norteamericano aplica ya aranceles del 100 % a los vehículos eléctricos fabricados en China, y ahora ha anunciado nuevas medidas que van a limitar el comercio: la prohibición de venta en su territorio de vehículos que incorporen software o hardware chino que esté conectado a internet.
La protección de la seguridad nacional
La administración de Joe Biden ha confirmado a través del Departamento de Comercio la intención de prohibir la comercialización en Estados Unidos de vehículos que incorporen software o hardware chino que esté conectado a internet. La razón que justifica esta medida es la seguridad nacional.
Hace algún tiempo, un grupo de parlamentarios alertaron de que los fabricantes chinos podrían estar recopilando datos confidenciales a través de la tecnología que incorporan los vehículos autónomos que está probando en territorio estadounidense.
Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional ha afirmado que «con potencialmente millones de vehículos en la carretera, cada uno con una vida útil de 10 a 15 años, el riesgo de interrupciones y sabotaje aumenta drásticamente». Para los expertos, una potencia extranjera podría llegar a controlar de manera remota los coches vendidos en EEUU, causando accidentes en masa o bloqueando los vehículos.
Gina Raimondo, secretaria de Comercio de Estados Unidos, ha manifestado que «actualmente, los automóviles tienen cámaras, micrófonos, sistemas de seguimiento por GPS y otras tecnologías conectadas a internet. No hace falta mucha imaginación para entender cómo un adversario extranjero con acceso a esta información podría suponer un grave riesgo tanto para nuestra seguridad nacional como para la privacidad de los ciudadanos estadounidenses».
Lo que preocupa a Estados Unidos no es solo el espionaje directo, sino el hecho de que el software podría facilitar la recopilación de datos de los conductores y sobre las infraestructuras estadounidenses.
Una puerta de escape
Los fabricantes chinos están presentes en prácticamente todos los procesos que conforman la cadena de suministro de los coches eléctricos: baterías, celdas, semiconductores, etc. Por eso, los especialistas en la materia creen que será especialmente difícil cumplir esta prohibición, ya que en la práctica podría acabar con el mercado de los coches eléctricos
Como alternativa, se propone la posibilidad de que los fabricantes demuestren a través de una auditoría que la compañía china que les suministra el hardware no está incurriendo en prácticas ilegales de recopilación de datos. Aunque hay serias dudas sobre cómo podría llevarse a cabo este procedimiento de auditoría y si sería realmente efectivo.
La prohibición llegaría en unos años
La propuesta de la administración Biden no es de aplicación inmediata. Según confirma The New York Times, la prohibición de vender vehículos equipados con software chino entraría en vigor a partir de 2027. Mientras que la prohibición de vender vehículos que cuenten con hardware chino conectado a internet no será efectiva hasta 2029 o 2030.
Por el momento, lo que se ha hecho es poner en marcha un procedimiento de 30 días en el que los afectados pueden plantear sus reclamaciones. Después, se procederá a redactar la norma final, que se espera que esté aprobada antes de que Biden deje la Casa Blanca a principios de 2025.
La regulación propuesta afectará tanto a los vehículos chinos que se venden en el mercado estadounidense como a los componentes de origen chino que pueden ser utilizados por las automovilísticas de Estados Unidos.
La medida también afecta de manera directa a los componentes y vehículos de fabricación rusa, pero en la actualidad estas importaciones están totalmente bloqueadas como sanción tras la invasión de Ucrania.
Los vehículos eléctricos chinos siguen encontrando obstáculos en el mercado
China tenía en el vehículo eléctrico a su próximo producto estrella. Porque sus factorías son capaces de fabricar estos coches a un precio mucho más bajo que en Estados Unidos o en Europa.
Sin embargo, las autoridades estadounidenses y europeas han llegado a la conclusión de que China está adoptando prácticas anticompetitivas. La verdadera razón de ser de que sus coches sean tan baratos es que el Gobierno ofrece diferentes subvenciones y ayudas a todos los integrantes de la cadena de suministro.
Como respuesta, se han puesto en marcha nuevos aranceles más elevados de los habituales. En el caso de Estados Unidos, estos son ya del 100 %. Con esta medida, los coches eléctricos chinos ya no son tan baratos y no resultan tan atractivos para los consumidores.