domingo, octubre 27, 2024
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La japonización de la economía, un fenómeno que se sigue extendiendo

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A finales de la década de 1980 Japón atravesaba una época de notable crecimiento, pero a principios de la década de 1990 la burbuja de expansión económica explotó y se inició una profunda recesión.

Fue en esa época cuando se acuñó el término «japonización» de la economía, que a día de hoy se sigue utilizando para definir la situación en la que se encuentran países que atraviesan un período prolongado de bajo crecimiento que va a acompañado de deflación y estancamiento.

Las causas de la «enfermedad nipona»

A principios de los años 90 la economía japonesa entró en una recesión que estuvo marcada por cuatro factores:

  • Una deflación persistente que llevó a los precios de los bienes y servicios a caer de forma constante, desincentivando tanto la inversión como el consumo.
  • Un débil crecimiento que hizo que el PIB japonés creciera a tasas muy bajas durante años. Por debajo de lo que era habitual en las economías desarrolladas.
  • Un elevado endeudamiento público. Porque el gobierno japonés tuvo que recurrir al endeudamiento masivo para estimular la economía, agravando con ello su situación fiscal.
  • Un envejecimiento progresivo de la población. Con una población más envejecida, las tasas de ahorro e inversión cayeron.

Los expertos han llegado a la conclusión de que existen varias razones que pueden llevar a una economía a la japonización. Una de las más habituale es el estallido de burbujas especulativas; pero también los episodios de desapalancamiento en los que los hogares y las empresas reducen sus niveles de deuda, frenando con ello el crecimiento económico.

La deflación o caída generalizada de los pecios; un envejecimiento rápido de la población y las rigideces estructurales (como una regulación o una burocracia excesivas en el mercado laboral) también pueden desencadenar este fenómeno.

La japonización de la eurozona

La posibilidad de que la eurozona se enfrente en el futuro a una japonización de la economía ha sido un tema recurrente en los debates económicos en las últimas décadas.

Los analistas creen que el excesivo nivel de endeudamiento público, el envejecimiento de la población y las rigideces estructurales de los mercados laborales suponen un riesgo que acerca a la economía de la eurozona a la japonización.

Para muchos expertos la economía de la eurozona estuvo inmersa en este fenómeno entre 2012 y 2021, como consecuencia de la crisis financiera. En ese momento la demanda interna en los países estaba deprimida y la inflación se mantenía de forma persistente por debajo del 2 %, incluso se optó por bajar los tipos de interés a cifras negativas para estimular el consumo y la inversión.

Paradójicamente, la llegada de la crisis inflacionista en 2021 fue lo que consiguió sacar a la eurozona de su japonización. Desde entonces, la inflación se ha convertido en el principal foco de preocupación a nivel económico, y el Banco Central Europeo (BCE) ha optado por endurecer su política y subir los tipos de interés para controlar el consumo y conseguir que los precios bajen. Política que ahora está relajando ante la bajada progresiva de la inflación.

La japonización de China

China aspiraba a convertirse en el líder económico mundial en los próximos años, pero su recuperación tras la pandemia no está siendo tan rápida como se esperaba.

Aunque las autoridades han tomado medidas para intentar arreglar sectores especialmente estratégicos como el inmobiliario, hasta el momento los resultados no han sido los esperados.

El crecimiento de los precios se ha estancado y se suman ya cinco trimestres consecutivos de contracción. De hecho, los rumores apuntan hacia una situación de deflación que llevaría a la caída de los salarios y al estancamiento del crecimiento.

Hace tan solo unos años China crecía a un ritmo medio del 6 % anual, un ritmo muy difícil de seguir para otros países desarrollados. Pero para este año se cree que no se alcanzará el 5 % que se había marcado como objetivo, lo que aleja al país asiático de su objetivo de convertirse en las próximas décadas en la primera economía del planeta.

La debilidad de la demanda china afecta a nivel global. De hecho, la bajada del precio del petróleo en los últimos meses está estrechamente relacionada con la contracción de su consumo en el país.

Los analistas creen que la economía china lleva desde el año pasado dando muestras de estar japonizándose, y destacan las múltiples similitudes que existen entre la situación que está atravesando China en este momento y la que tenía Japón en los años 90.

Las previsiones vaticinan que la tendencia a la deflación se mantendrá como mínimo hasta finales de 2025.

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