El Ministerio de Comercio de China ha interpuesto una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por los aranceles que la Unión Europea ha impuesto a las importaciones de vehículos eléctricos fabricados en su territorio.
La denuncia supone un paso más en la escalada de tensión en las relaciones comerciales entre China y el bloque europeo. Tras el anuncio por parte de Bruselas de que se iban a imponer aranceles a los vehículos eléctricos llegados desde el país asiático a territorio de la UE, China ha anunciado la puesta en marcha de una investigación sobre las importaciones europeas de carne y de productos lácteos, y ha puesto en marcha un impuesto nuevo a las importaciones de brandy.
Europa rechaza un precio mínimo
Los impuestos aprobados por la Unión Europea para los fabricantes chinos de vehículos eléctricos oscilan entre un 17 % y un 35,3 %, dependiendo de lo que la empresa fabricante colaborara en su día con la investigación que llevaron a cabo las autoridades europeas.
Investigación que determinó que el Gobierno chino estaba subvencionando todas y cada una de las actividades de la cadena de suministro implicadas en la fabricación de vehículos eléctricos, haciendo imposible que las empresas europeas pudieran competir con ellas en cuanto a precios.
Con el objetivo de intentar evitar esta medida, desde Pekín se propuso a la Unión Europea establecer un precio mínimo de venta de 30.000 euros para sus vehículos en territorio europeo. Pero esta propuesta fue rechazada.
China denuncia los aranceles europeos
Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, China ha optado por denunciar la situación ante la OMC. Señalando que la decisión de las autoridades europeas carece de base fáctica y jurídica y tachándola de «proteccionismo comercial».
Desde el Ministerio de Comercio chino se ha argumentado que esta medida es necesaria para «salvaguardar los intereses de desarrollo» del sector de los vehículos eléctricos.
En un comunicado emitido al respecto, tacha los aranceles de «proteccionismo comercial bajo el pretexto de medidas compensatorias».
La UE, por su parte, ha continuado adelante con sus medidas y, tras meses de negociaciones, la semana pasada confirmó la conversión de los aranceles temporales en permanentes durante un plazo de cinco años.
Un proceso que se prevé largo
La intervención de la OMC puede dilatar todavía más la resolución de esta controversia comercial, ya que su máximo órgano de apelación está ahora mismo inactivo por la falta de jueces.
No obstante, existe la posibilidad de resolver la disputa a través del MPIA, un órgano de apelación que lleva a cabo un proceso de arbitraje entre las partes y cuyos árbitros toman decisiones que son vinculantes para los involucrados.
Por el momento, a fin de intentar agilizar la tramitación todo lo posible, Pekín ha solicitado consultas con la UE. Este procedimiento tiene una duración de 60 días e intenta acercar las posturas de las partes.
Aranceles preventivos, la nueva medida en la guerra comercial internacional
La UE no es la única que ha adoptado medidas frente a los vehículos eléctricos fabricados en China. Estados Unidos fue el primer país que dio el paso, y en este 2024 ha endurecido todavía más su política de importación de vehículos chinos, con aranceles equivalentes al 100 % de su valor.
Los aranceles preventivos se han convertido en una de las formas más habituales de intentar proteger los mercados internos cuando se estima que hay una competencia desleal.
En el marco de la Organización Mundial del Comercio, si un país abre una investigación frente a otro por antidumping, y consigue demostrar que hay competencia desleal, puede establecer unos aranceles compensatorios que van a ser administrados y vigilados por la propia OMC.
A través de las medidas ya adoptadas, tanto Estados Unidos como la Unión Europea intentan evitar que en los próximos años se registre un rápido crecimiento de las importaciones de vehículos eléctricos desde China. En el caso de EEUU, no solo se trata de proteger a los fabricantes nacionales, sino de evitar que China pueda liderar la transición energética y el liderazgo tecnológico.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mostrado su preocupación por el creciente proteccionismo comercial que están adoptando muchos países.
Según sus cálculos, la producción mundial podría caer medio punto para 2026 como consecuencia de estas medidas y de la incertidumbre sobre la política comercial futura.