La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca tras ganar las elecciones presidenciales de Estados Unidos la pasada semana, plantea un nuevo escenario para la Unión Europea (UE).
Según dos recientes informes que se publicaron justo antes de las elecciones, la autonomía estratégica debe ser el principal objetivo a perseguir por parte del Banco Central Europeo (BCE).
El crecimiento económico europeo podría ralentizarse
El proteccionismo comercial fue una dinámica habitual en el primer mandato de Donald Trump, una política que ha continuado durante la administración Biden.
Los aranceles a las importaciones en Estados Unidos han estado en constante aumento, y muy especialmente las que recaen sobre bienes y servicios procedentes de China.
Con la vuelta de Trump a la presidencia, todo apunta a que la guerra comercial Estados Unidos-China se va a recrudecer, y esto puede afectar a la Unión Europea.
Con la imposición de nuevas barreras al comercio mundial, el crecimiento de la zona euro puede ser más débil de lo esperado. Fenómeno que agravaría la situación actual, ya que la zona euro apenas ha crecido en este último año.
La economía abierta de Europa depende en gran medida del comercio exterior, y una bajada del mismo podía llevar a una profunda recesión industrial.
Ante esta situación, algunas voces exigen al BCE que acelere las rebajas de lo tipos de interés para que los intereses no se conviertan en una barrera adicional para el crecimiento económico.
Más autonomía estratégica para la UE
Recientemente se han publicado en la UE dos informes sobre productividad y competitividad que cobran ahora más importancia. Uno elaborado por Enrico Letta y otro por Mario Draghi.
En ambos casos se defiende la necesidad de conseguir más independencia de la Unión Europea con respecto a lo que suceda en Estados Unidos. Para ello, será necesario una fuerte inversión tanto pública como privada a fin de garantizar la competitividad europea.
Se estima que la necesidad de inversión para áreas clave como transición verde, transición digital y necesidades de defensa es de 5,5 billones de euros. De los cuales, 4 tienen que proceder de la iniciativa privada.
Con Alemania y Francia atravesando una situación económica complicada, la toma de decisiones de calado en este campo se complica. Para el BCE la solución pasa por poner en marcha reformas que mejoren el ecosistema empresarial y saneen las finanzas públicas. Sin dejar de lado en ningún caso los estímulos al sector privado para fomentar la inversión.
Los especialistas destacan la necesidad de completar la unión bancaria y de capitales, porque la situación actual dificulta que el ahorro europeo se invierta dentro del propio continente.
También se aboga por dar un mayor protagonismo a órganos multilaterales como el Banco Europeo de Inversiones o el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.
A nivel estatal el BCE propone que los Estados miembros mejoren las condiciones para la actividad empresarial dentro de sus fronteras, a la vez que defiende el «Régimen 28» recogido en el informe de Draghi.
Este sistema permitiría a las empresas de los 27 países miembros de la UE operar en cualquier territorio de la Unión sin tener que pasar por la burocracia propia de cada país.
En el caso de España, el Ministerio de Economía ha propuesto un régimen similar para eliminar la disparidad de requisitos administrativos entre comunidades autónomas y entidades locales. Lo que permitiría a las empresas operar con mayor facilidad en todo el territorio nacional.
Una oportunidad para reforzar lazos comerciales
Estados Unidos es el mayor socio de exportación de la Unión Europea. En 2023, el 19,7 % de las exportaciones realizadas por países de la UE fueron a Estados Unidos.
Sin embargo, Trump prometió durante su campaña electoral que iba a imponer un arancel del 10 % o el 20 % a todos los productos importados. En la práctica, esto haría el mercado estadounidenses más pequeño y menos rentable para las empresas europeas.
Ante esta situación, algunos expertos proponen la posibilidad de reforzar lazos comerciales con otros países como Corea del Sur, México, Canadá, India o Brasil.
La solución pasaría por establecer nuevos acuerdos comerciales con mercados alternativos, para que la subida de aranceles en EEUU no suponga un problema para las empresas europeas que exportan sus productos o servicios.