La capacidad de la red eléctrica para dar soporte a una sociedad cada vez más electrificada es un tema que preocupa a los expertos desde hace algún tiempo.
En el caso de Elon Musk, el magnate ya ha hablado claramente de una inminente «sequía» de electricidad, porque se le está exigiendo a la red eléctrica más de lo que esta puede dar de sí. Y no es un problema puntual, sino una situación que puede tener consecuencias a nivel global.
La opinión de Musk
Los expertos siempre se toman las declaraciones del dueño de Tesla con cierta precaución, porque el hombre más rico del mundo habla mucho, pero no siempre está acertado en cuanto a sus predicciones.
Sin embargo, esta vez los expertos sí creen que puede tener razón. En la convención Bosch Connected World, Musk declaró que: «la computación de la Inteligencia Artificial en la nube parece estar aumentando en un factor de 10 cada seis meses. Esto no puede continuar a un ritmo tan alto para siempre, pero nunca he visto algo parecido. La fiebre de chips es mayor que cualquier fiebre del oro que haya existido jamás. Hace un año la escasez era de chips. Ahora es fácil predecir que la próxima escasez será de transformadores reductores de voltaje. Hay que alimentarlos con energía. Tienes 100-300 kilovoltios saliendo de una red eléctrica y tienes que reducirlos a seis voltios, eso es una reducción considerable. Se están quedando sin transformadores».
Musk cree que, a corto plazo, la red eléctrica no tendrá suficientes transformadores para alimentar a todos los chips que entrenan y ejecutan los modelos de inteligencia artificial en los centros de datos de las grandes tecnológicas. Porque son de alta potencia y requieren un elevado consumo de energía.
No es un problema inminente
Los expertos del sector destacan que este no es un problema inminente, pero que resulta obvio que una crisis como la señalada por Musk se ha empezado ya a gestar. Porque es evidente que los sistemas informáticos modernos consumen una gran cantidad de energía a diario.
En el mundo actual, marcado por el uso intensivo de la tecnología, la demanda energética es cada vez mayor e influye en aspectos como la movilidad, la industria, las comunicaciones y los servicios.
Los modelos generativos actuales de Inteligencia Artificial consumen hasta 33 veces más energía que los sistemas algorítmicos tradicionales, y esto supone un gran reto para la red eléctrica mundial.
Los últimos modelos de lenguaje desarrollados por Meta, Open AI o Google requieren del uso de cientos de miles de tarjetas gráficas o TPU que consumen cada vez más energía a medida que se van haciendo más grandes en tamaño.
El operador de red británico National Grid prevé que en una década la demanda de electricidad se multiplique por seis, especialmente por el uso de Inteligencia Artificial, los sistemas de climatización y el crecimiento del transporte eléctrico.
Musk, en cambio, cree que los primeros síntomas de este problema podrían empezar a notarse ya en 2025.
Mejora de las redes eléctricas
La mejora de las redes eléctricas se ha convertido en una prioridad dentro de los planes estatales de mejora de la eficiencia energética.
En Europa, políticos, inversores y técnicos coinciden en afirmar que sin una renovación profunda de las infraestructuras no será posible afrontar una verdadera transición energética.
Uno de los últimos informes de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) señala que la cuota de energía solar y eólica en la generación total mundial de energía crecerá hasta el 25 % para 2028 desde el 13 % actual. Pero también advierte que existe un importante cuello de botella, ya que la «lista de espera» para añadir nuevas centrales de generación a la red eléctrica ha crecido en los últimos años, lo que ralentiza el proceso de transición energética.
LA IEA recomienda que se duplique la inversión actual en redes eléctricas, hasta llegar como mínimo a los 600.000 millones dólares anuales de aquí a 2030.
En relación con este tema, la Unión Europea ha señalado en más de una ocasión que es necesario modernizar las redes eléctricas europeas, ya que no están preparadas para absorber el crecimiento de la demanda de electrificación que se espera que se produzca en las próximas décadas.
El año pasado, la UE lanzó un plan de acción sobre las redes que se centra en: la aceleración de la ejecución de los «Proyectos de Interés Común»; mejorar la planificación a largo plazo; introducir incentivos reguladores y aumentar la transparencia sobre las tarifas de las redes; y en mejorar el acceso de las empresas a los fondos disponibles para la financiación.