Tras más de 20 años de negociaciones, la Unión Europea y Mercosur (bloque comercial formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) han llegado a un acuerdo para potenciar el comercio.
El objetivo es eliminar gran parte de los aranceles y otras barreras administrativas que ahora mismo están en vigor entre ambos bloques, facilitando así el intercambio de bienes y servicios.
Los beneficios esperados incluyen un aumento significativo del comercio entre la Unión Europea y Mercosur; el crecimiento económico de ambos bloques y un reforzamiento de los lazos también a nivel político y en otras áreas como la ciencia, la educación, la tecnología, el desarrollo sostenible y el medio ambiente.
Un acuerdo que no gusta a los agricultores
El acuerdo no ha sido bien recibido por los agricultores y ganaderos europeos, que consideran que se puede producir una competencia desleal.
Porque los productos llegados desde el bloque Mercosur son más baratos y no tienen que someterse a las estrictas normas de producción que sí rigen para los agricultores y ganaderos europeos.
En España, las asociaciones agrarias Asaja y COAG denuncian que existe una falta de reciprocidad y cláusulas espejo que faciliten la exportación de productos agrícolas desde Europa hasta los países que componen el Mercosur.
En respuesta, han organizado una manifestación el próximo lunes 16 de diciembre en Madrid, frente al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Esta protesta reactiva la revuelta agraria que se extendió por toda la geografía española durante semanas a principios de este mismo año, y que culminó con una gran tractorada en Madrid en febrero.
Asaja y COAG han manifestado en un comunicado conjunto que la causas que motivaron sus protestas siguen vigentes meses después.
Ambas organizaciones señalan que «las importaciones de productos agrarios de Mercosur, Chile, Marruecos, Nueva Zelanda… con precios por debajo de nuestros costes de producción y sin cumplir las normativas que imperan para las producciones comunitarias, impactan gravemente en los agricultores españoles y europeos y provocan pérdidas inasumibles y cierres de explotaciones».
Lo que reclaman los afectados es un cambio en las políticas que atañen al sector agrario. Con decisiones más proactivas que defiendan a un sector que atraviesa importantes problemas como falta de rentabilidad y de relevo generacional.
Luis Planas, ministro de agricultura español, ha celebrado el cierre del acuerdo entre la UE y Mercosur y ha matizado que «somos una gran potencia agroalimentaria y no debemos temer a la apertura comercial». A la vez que ha reconocido que entiende que exista preocupación en el sector.
En cambio, el ministro sí se ha mostrado más crítico con la propuesta de Bruselas de reducir de 130 a 27 días al año los que se puede faenar en la pesca de arrastre en el Mediterráneo.
La protesta se extiende por Europa
El Comité de Organizaciones Agrarias y Cooperativas Europeas (Copa-Cogeca) ha destacado que el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur «tendrá profundas consecuencias para la agricultura familiar en toda Europa».
El comunicado emitido por el Comité también señala que, si los Estados Miembros y el Parlamento Europeo aceptan el acuerdo, el impacto lo van a sufrir 450 millones de consumidores de la Unión Europea.
Los agricultores destacan la necesidad de que la Unión Europea profundice sus relaciones comerciales, pero entienden que esto no debe hacerse a cualquier precio.
Entre los sectores más vulnerables se señalan los de la carne de vacuno, aves de corral, azúcar, etanol y arroz, que afrontan un mayor riesgo de saturación del mercado y una pérdida de ingresos como consecuencia de la afluencia de productos de bajo costo procedentes de los países del Mercosur.
También denuncian que en estos países «operan estándares laborales y de seguridad más bajos, lo que les permite producir a costos más bajos, lo que hace imposible la competencia leal para los productores de la UE».
Critican, además, la falta de coherencia en las acciones de la Comisión Europea. Esta multiplicó las restricciones y regulaciones aplicables a los productos agrarios europeos durante la pasada legislatura, y ahora prioriza un acuerdo que consideran injusto para ellos.
Aprovechando la presencia de los ministros de agricultura en Bruselas, los afectados han puesto en marcha hoy mismo una «acción relámpago» para intercambiar puntos de vistas con ministros y eurodiputados.
Por su parte, desde la Coordinadora Europea Vía Campesina, que reúne a pequeños y medianos agricultores, confirman que se van a seguir movilizando contra el acuerdo comercial.