La locomotora europea sigue sin dar muestras de mejora. Los últimos informes hechos públicos ponen de relieve que la economía alemana acabará el año en contracción, continuando así con una dinámica que se extiende desde 2020.
Entidades como el Bundesbank vaticinan que la recuperación tendrá que esperar hasta el año que viene y que, incluso así, esta se producirá muy lentamente.
El informe del Bundesbank
El banco alemán estima que el Producto Interior Bruto (PIB) alemán acabará este 2024 con una contracción del 0,2 %. Cifra que está por debajo del crecimiento del 0,3 % que el mismo organismo había previsto en junio.
De cara a 2025 se espera que la recuperación se limite a las décimas perdidas este año. Habría que esperar hasta 2026 y 2027 para poder ver crecimientos del 0,8 % y del 0,9 %, respectivamente.
En una década, la situación ha cambiado drásticamente. Mientras las grandes economías europeas como Alemania y Francia enfrentan problemas, los países mediterráneos (a los que se designó despectivamente como «PIGS» durante la crisis de 2008), muestran un crecimiento rápido y consolidado.
En el caso de Alemania, su situación actual tiene mucho que ver con la gran dependencia energética que tenía de Rusia. Tras la imposición de sanciones por parte de la Unión Europea a Rusia por la invasión de Ucrania, Alemania tuvo que buscar nuevos proveedores y asumir una subida sin precedentes de los precios de la energía.
El declive de la economía china también ha afectado a la industria alemana, que tenía en las empresas chinas a algunas de sus principales compradoras.
A todo ello se suma que el país atraviesa una complicada situación política y tendrá que celebrar elecciones anticipadas el próximo mes de febrero.
El informe del Bundesbank también señala que lo que esté por suceder en la política exterior en los próximos meses también podría afectar a Berlín. Así, si Trump cumple su promesa de imponer más aranceles a las importaciones llegadas a Estados Unidos, el comercio exterior de Alemania podría reducirse todavía más y perder rentabilidad.
Joachim Nagel, presidente del Bundesbank, ha señalado que la economía alemana enfrenta vientos en contra cíclicos persistentes, así como problemas estructurales que complican su recuperación.
Entre los factores que más podrían afectar al crecimiento económico están la incertidumbre derivada de los conflictos geopolíticos a nivel internacional; los cambios estructurales que son necesarios a nivel interno y la orientación de las futuras políticas fiscales y económicas tras las próximas elecciones de febrero.
El índice IFO está a la baja
El Índice IFO, un indicador que mide la confianza empresarial en Alemania, refleja las expectativas de miles de empresas sobre la situación económica actual y futura del país.
La última edición publicada hace unos días, que es también la última que se publica este año, refleja un descenso desde los 85,6 puntos de noviembre a los 84,7 puntos en diciembre.
Los expertos destacan que el foco del estancamiento está en la industria manufacturera, porque las cosas no están mejorando en este sector.
El informe destaca que el índice ha caído de forma notable en el sector manufacturero porque las empresas están menos satisfechas con el negocio actual y sus expectativas «se nublaron significativamente». Además, se aprecia un deterioro en los pedidos y las empresas han vuelto a anunciar recortes de producción.
El sector servicios tampoco registra buenos datos. Aunque las expectativas para diciembre son positivas para las empresas del sector de la restauración, preocupa el comportamiento del transporte y la logística una vez pasadas las fiestas navideñas.
En cambio, sí se aprecia cierto optimismo entre los inversores. El índice de expectativas del instituto ZEW ha subido en diciembre hasta los 15,7 puntos desde los 7,4 que había marcado el mes anterior.
Los analistas creen que esto se debe a que los inversores esperan nuevos recortes de tipos de interés y una política económica que fomente la inversión privada, una vez que el nuevo gobierno de Alemania esté establecido.
Para los expertos, una de las cosas que el país necesita para retomar la senda del crecimiento es acortar la brecha de inversiones que lleva parada desde 2020. Para compensarla, sería necesario invertir el equivalente al 1,5 % del PIB anual durante los próximos 10 años. Por eso, abogan por una política fiscal más laxa que atraiga la inversión privada.