La guerra comercial entre la Unión Europea y China es menos visible que la que mantiene Estados Unidos con el país asiático. Sin embargo, los productores europeos llevan ya años acusando a algunas empresas chinas de prácticas que atentan contra la libre competencia.
La última denuncia ante la Comisión Europea ha sido presentada por los productores europeos de fibra de vidrio, que acusan a los fabricantes chinos de este producto que operan desde Egipto de llevar a cabo prácticas antidumping.
La denuncia a los fabricantes chinos
El dumping es una práctica comercial desleal que implica vender productos en un mercado extranjero a un precio inferior al de su valor normal, perjudicando con ello a la industria local.
Los productores europeos de fibra de vidrio acusan a los fabricantes chinos que tienen sede en Egipto de estar vendiendo este producto a Europa a un precio inferior a su valor normal.
Para poder hacerlo se están aprovechando de las subvenciones estatales egipcias y están eludiendo los derechos antidumping impuestos previamente por la Unión Europea a China.
La denuncia se ampara en una decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, del año pasado, que determinó que la Comisión está autorizada por la legislación europea a considerar que las subvenciones concedidas por el Gobierno de China podrían atribuirse al Gobierno de Egipto y, en consecuencia, estar sujetas a medidas compensatorias en una investigación sobre las importaciones procedentes de Egipto.
Cedric Janssen, secretario general del organismo industrial Glass Fibre Europe ha manifestado en una entrevista a Euronews que: «Esta investigación es crucial. Han establecido estas empresas en una zona económica que equivale a una extensión del territorio chino en el extranjero, lo que les permite eludir las medidas ‘antidumping’ adoptadas en 2014 contra las empresas establecidas en China. Como resultado, la fibra de vidrio de China se está expandiendo tanto a nivel nacional como en el extranjero, lo que lleva a un aumento de las importaciones subcotizadas en el mercado europeo».
Un conflicto que viene de lejos
El enfrentamiento entre los fabricantes de fibra de vidrio europeos y los chinos no es algo nuevo. La lucha contra las importaciones chinas que se consideran desleales está en marcha desde hace más de una década.
De hecho, en 2020 la Comisión impuso unos derechos antisubversión del 13,1 % a las importaciones procedentes de empresas chinas con sede en Egipto.
Estas medidas fueron recurridas ante la justicia europea, que finalmente las confirmó en noviembre de 2024.
Los afectados creen que esta medida no es suficiente para detener el flujo de importaciones a bajo precio y piden a la Comisión que lleve a cabo una investigación antidumping para imponer medidas adicionales a los envíos de fibra de vidrio que llegan a Europa procedentes de Egipto.
El objetivo de los productores europeos es que se impongan aranceles compensatorios más elevados, de hasta un 25 %, y que se refuercen los estándares de sostenibilidad y calidad.
Argumentan que esta práctica no solo daña su competitividad, sino que plantea problemas ambientales, porque las fábricas chinas en Egipto no están sujetas a las mismas regulaciones ambientales que las europeas.
Un problema que afecta a ocho países
En la actualidad, ocho países europeos producen la fibra de vidrio que se utiliza en industrias estratégicas, ya que este material es un componente de las palas aerogeneradoras y de los paneles solares.
«Tenemos un mercado de un millón de toneladas para la demanda europea. Y Egipto, que no tiene mercado local, tiene una capacidad de 400.000 toneladas», explicó Cedric Janssen. Estas cifras se suman a la sobrecapacidad china, que ya equivale al doble de la demanda europea, añadió Janssen. «Vemos que siguen ampliando sus capacidades y son cada vez más agresivos».
La investigación se prevé compleja, porque al no existir un mercado nacional en Egipto para la fibra de vidrio, es inviable establecer las diferencias de precios entre las exportaciones y los precios locales en el país de producción. Por eso, los productores europeos han calculado los costes de producción y han añadido un beneficio razonable, que es lo que hace la Comisión en los casos en los que hay muy pocas a ninguna venta interior.
Desde la Comisión Europea no se han manifestado todavía al respecto de este tema, ya que los procesos de denuncia con confidenciales.