A pesar de la desaceleración que sufre la economía china desde la pandemia y de las crecientes tensiones comerciales con Estados Unidos y la Unión Europea, el gobierno chino se ha comprometido a trabajar para que el crecimiento económico de este año sea de un 5 %, igual que en 2024.
El anuncio se realizó en la apertura del evento conocido como «Dos Sesiones», en el que se debate sobre los objetivos del país a nivel económico y se toman decisiones de calado.
Un objetivo firme
El primer ministro chino, Li Qiang, enfatizó en su discurso inaugural de las «Dos Sesiones» que el país tiene la capacidad y las herramientas necesarias para alcanzar este crecimiento, pese a los obstáculos internacionales. «China sigue siendo un motor clave de la economía global y estamos comprometidos con un crecimiento estable y de alta calidad», declaró Li.
El plan económico presentado ante la Asamblea Popular Nacional contempla un conjunto de medidas para estimular el consumo interno, fortalecer la inversión en sectores estratégicos y mejorar la confianza de los mercados.
Entre estas estrategias se incluyen incentivos fiscales para pequeñas y medianas empresas, un aumento en la inversión en infraestructura y una política monetaria flexible orientada a estabilizar el yuan.
Factores que condicionan el crecimiento
Sin embargo, los expertos señalan que alcanzar el objetivo del 5 % no será una tarea fácil, puesto que la economía china enfrenta múltiples desafíos que van desde la desaceleración del sector inmobiliario hasta la incertidumbre generada por la política arancelaria de Estados Unidos.
De hecho, el reciente anuncio del presidente Donald Trump sobre la imposición de nuevos aranceles a productos chinos ha generado nuevas preocupaciones en los mercados.
«Las exportaciones chinas han sido uno de los pilares del crecimiento económico en las últimas décadas. Cualquier barrera comercial impuesta por Estados Unidos o la Unión Europea podría afectar el desempeño del sector manufacturero», explica Wang Tao, economista jefe para China del banco UBS.
A ello se suma la creciente deuda de los gobiernos locales y una menor confianza del consumidor tras la crisis inmobiliaria de los últimos años.
El gobierno ha tomado medidas para mitigar estos riesgos, como el fortalecimiento del mercado de bonos locales y la implementación de reformas para estabilizar el sector de la vivienda. Incluso anunció hace unas semanas una subida generalizada de sueldo a los funcionarios para intentar incentivar el consumo interno.
Impulso a la innovación y la industria tecnológica
Uno de los pilares clave del plan económico para 2025 es la inversión en tecnología e innovación. Pekín ha reiterado su intención de reducir la dependencia de tecnologías extranjeras y potenciar el desarrollo de sectores estratégicos como la inteligencia artificial, los semiconductores y la energía renovable.
«China tiene una clara visión de futuro y entiende que la competitividad tecnológica será crucial en las próximas décadas», ha afirmado He Lifeng, director de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma. En este sentido, el gobierno ha destinado cuantiosos fondos a la investigación y desarrollo, además de promover alianzas entre empresas estatales y privadas para fomentar la innovación.
Respuesta internacional
Las reacciones de la comunidad internacional a la meta de crecimiento del 5 % han sido mixtas. Mientras algunos analistas consideran que China tiene capacidad suficiente para alcanzar este objetivo, otros advierten que las condiciones económicas actuales podrían dificultar su cumplimiento.
Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), declaró recientemente que «China sigue siendo un actor fundamental en la recuperación económica global, pero su crecimiento dependerá de su capacidad para gestionar los desafíos internos y externos».
Por su parte, Estados Unidos y la Unión Europea observan con atención la evolución de la economía china y toman decisiones que le afectan. Washington ha intensificado las restricciones sobre las exportaciones de tecnología avanzada a China, lo que podría afectar la industria de semiconductores y la manufactura de alta tecnología. Por su parte, la Unión Europea mantiene una «guerra» abierta frente a los vehículos eléctricos chinos.
A pesar de los desafíos, el liderazgo chino mantiene su confianza en la resiliencia de su economía. Espera que la combinación de estímulos fiscales, incentivos para la innovación y una política comercial estratégica sean claves para alcanzar el crecimiento del 5 % en 2025. En palabras del propio primer ministro Li Qiang: «nos enfrentamos a un mundo cambiante, pero nuestra determinación sigue siendo inquebrantable».