martes, marzo 18, 2025
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La OCDE advierte: aumentar el gasto en Defensa puede disparar la deuda pública

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La presión internacional para aumentar el gasto en Defensa ha puesto a los países europeos ante un nuevo desafío presupuestario.

En un contexto de creciente tensión geopolítica y amenazas globales, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha lanzado una advertencia que no pasa desapercibida: sin ajustes fiscales sólidos, el aumento del gasto militar podría llevar a una espiral de endeudamiento insostenible.

Europa refuerza su gasto militar en tiempos de incertidumbre

El compromiso de los países miembros de la OTAN de destinar al menos el 2 % del Producto Interior Bruto (PIB) a Defensa ha reconfigurado las prioridades presupuestarias en la Unión Europea.

España, históricamente rezagada en esta partida, ha asumido también ese objetivo. El Gobierno de Pedro Sánchez ha reiterado su disposición a cumplir con el umbral del 2 %, aunque todavía no ha definido el calendario para lograrlo.

Este giro representa un cambio profundo respecto a la política presupuestaria de años anteriores. Durante mucho tiempo, el gasto militar español ha estado en torno al 1,2 % del PIB, lejos de las exigencias de la OTAN. Pero el conflicto en Ucrania y la necesidad de garantizar la seguridad en el flanco este europeo han acelerado una tendencia alza.

La advertencia de la OCDE: seguridad sí, pero sin comprometer la estabilidad fiscal

La OCDE ha señalado que este nuevo ciclo de gasto defensivo debe abordarse con rigor fiscal. El organismo reconoce que las inversiones en Defensa son necesarias, pero insiste en que deben financiarse de forma sostenible. De lo contrario, podrían agravar el problema del endeudamiento público, que en muchos países ya está en niveles elevados tras años de crisis sucesivas.

Según sus últimos informes, el aumento del gasto militar no puede considerarse una prioridad aislada del resto del presupuesto público. Es fundamental que cualquier incremento se acompañe de una estrategia fiscal clara, que impida que este esfuerzo derive en un deterioro estructural de las cuentas públicas.

España en el centro del foco

El caso de España resulta especialmente relevante dentro de este debate. Entre 2007 y 2024, la deuda pública del país ha pasado del 35,7 % del PIB a más del 104 %. Se trata del mayor incremento registrado en la Unión Europea durante ese período y el segundo más alto dentro de la OCDE, solo superado por Japón.

Este aumento exponencial se explica por factores acumulados: la crisis financiera global, la pandemia de COVID-19 y el crecimiento del gasto estructural en diferentes áreas del Estado. Ahora, la intención de ampliar el gasto en Defensa añade una nueva presión sobre unas cuentas públicas ya tensionadas.

¿Qué significa realmente “ajustes fiscales”?

Cuando la OCDE habla de «ajustes fiscales», no se refiere a recortes indiscriminados. El término engloba una batería de medidas destinadas a equilibrar las cuentas públicas, fortalecer la capacidad recaudatoria del Estado y eliminar el gasto ineficiente. Es decir, garantizar que el gasto adicional en Defensa se pueda asumir sin comprometer la sostenibilidad financiera del país.

Aumentar los ingresos

Una de las vías más efectivas para lograr un ajuste fiscal sin recortar servicios esenciales pasa por mejorar la recaudación. España tiene margen para avanzar en este aspecto. A pesar de tener una presión fiscal inferior a la media europea, el sistema tributario está plagado de deducciones, exenciones y regímenes especiales que reducen la eficiencia del modelo.

La OCDE recomienda una reforma fiscal estructural: mayor progresividad, una lucha más firme contra el fraude, y la incorporación de nuevas figuras fiscales más adaptadas a la economía digital y verde. Impuestos sobre grandes patrimonios, tasas medioambientales o mejoras en el IVA podrían formar parte de ese paquete.

Gasto eficiente

El otro eje del ajuste fiscal es la revisión del gasto. No se trata simplemente de gastar menos, sino de gastar mejor. Esto implica analizar qué partidas no generan el retorno esperado, eliminar duplicidades administrativas, digitalizar procesos y priorizar aquellas inversiones que realmente impulsan el crecimiento y el bienestar social.

En este sentido, la OCDE insiste en que el gasto en Defensa, aunque prioritario en el contexto actual, debe planificarse con criterios de eficiencia y control, evitando que se convierta en una carga estructural poco flexible en el futuro.

Reducir el déficit estructural

Más allá de la coyuntura actual, los expertos destacan que la necesidad de ajustar el déficit estructural es una tarea pendiente en muchos países. Porque, si el déficit se consolida como una constante del sistema, cualquier nuevo gasto agravará aún más la dependencia del endeudamiento y la vulnerabilidad ante shocks externos.

Seguridad y sostenibilidad fiscal: el gran dilema europeo

El fondo del mensaje de la OCDE es sencillo pero contundente: reforzar la defensa es necesario, pero hacerlo sin estrategia fiscal es imprudente.

El dilema no es entre seguridad o sostenibilidad financiera, sino cómo articular ambas sin que una comprometa a la otra.

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