domingo, noviembre 24, 2024
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La crisis de Nueva Rumasa, ni prevenir ni curar

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Más de 10.000 trabajadores y 5.000 inversores se echaron a temblar a principio de semana, cuando empezaron a tomar cuerpo los rumores de que Nueva Rumasa, el grupo empresarial creado por Ruiz Mateos a partir de los restos de su anterior imperio, tenía problemas de liquidez para afrontar el pago de sus deudas. Dos años escasos ha durado la aventura, que también se inició un 23 de febrero, de buscar inversores fuera del circuito bancario y de hacer populares sus emisiones de pagarés y ampliaciones de capital.  

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha advertido al menos en siete ocasiones del riesgo que suponían las inversiones de particulares en las empresas del grupo y animaba a buscar asesoramiento en expertos antes de embarcarse en la compra de pagarés. Pero las notas de la CNMV no fueron tenidas en cuenta y al menos 5.000 inversores ,según la página web de Nueva Rumasa, “han confiado en nosotros”, unos inversores que han destinado 140 millones a la compra de participaciones o pagarés de las empresas del grupo. La asociación de consumidores ADICAE dice que el Gobierno debería haber sido más claro en sus prevenciones, pero lo cierto es que la CNMV no ha reparado en hacer públicas sus precauciones.

Las empresas de Ruiz Mateos acudieron a la financiación externa a partir de las dificultades para encontrar crédito en los bancos. Y eso ya tendría que dar qué pensar. Utilizando la notoriedad de marcas como Clesa, Fruco, Hotasa o Rayo Vallecano consiguió llegar hasta el gran público.

La primera emisión, correspondía a Carcesa, la fabricante de marcas tan conocidas como Apis o Fruco. Ahí se prometía un 8% de interés a un año. Ahora es una de las empresas en preconcurso, por lo que, al menos durante tres meses, puede renegociar su deuda. Sólo recordar que un 8% de interés, si es mucho en la actualidad, en 2009 suponía casi seis puntos más que cualquier depósito a plazo en un banco tradicional. Con Garvey ofrecía un 6%, pero cada año aumentaba la rentabilidad, hasta llegar al 8% en cinco años…El resto de las emisiones eran similares y la garantías eran los supuestos poderes del grupo: sus reservas de brandy, los activos, el fuerte crecimiento… argumentos que no dejan de tener bases poco sólidas.

Según la familia Ruiz Mateos, la culpa es de los medios y de la banca, que comenzó esta misma semana a embargar activos como garantía del pago de sus deudas. Muchos de esos activos embargados se supone que garantizan también algunas de las emisiones de las empresas. Las deudas del grupo se cifran en unos 700 millones de euros, aunque no hay datos oficiales.
La crisis y la mala gestión son, como afirman en fuentes bancarias, la principal razón de esta situación: “si te embarcas en planes de crecimiento en sectores que están muy afectados por la caída del consumo, te das de bruces con la falta de liquidez. Si a eso le añades la desconfianza hacia el grupo, tus problemas se multiplican”, señalan.

La empresa afirma ahora que hay un inversor dispuesto a entrar en el accionariado y aportar unos 500 millones de euros para salvar el grupo. Si es así, podrá hacer frente a las deudas. Pero los afectados, principalmente los proveedores, ya hablan de quitas del 30% de la deuda en el mejor de los casos.

El grupo tiene tres meses para renegociar su pasivo con los acreedores antes de entrar en concurso (la antigua suspensión de pagos). Como no existe un grupo como tal, cada una de las 10 empresas en situación preconcursal Clesa, Grupo Garvey, Hotasa, Dhul, Elgorriaga, Hibramer, Trapa, Carcesa, Quesería Menorquina y Rayo Vallecano, deben negociar de forma individual con sus acreedores. Un proceso muy complicado.

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