Las grandes compañías españolas deben tener claro su papel con el desempleo en nuestro país. Unas palabras que puede que no gusten a los accionistas si se enuncian diciendo simplemente que las empresas cotizadas están para convertirse en una especie de Inem privado, pero sin duda sería positivo que se miraran un poco más en el modelo francés. En nuestro país vecino (país, por cierto, con las mayores compañías de Europa; que son los galos y no Alemania los que mandan en el EuroStoxx 50) las empresas tienen un perfil menos agresivo con sus beneficios, pero un compromiso con el empleo brutal.
Ahí, los empleados se sienten seguros, concilian, tienen unos planes de formación continua, así como visibilidad de su carrera. A cambio, son más productivos. La pausa del café, las dos horas para comer, la cañita un poco antes… todo eso es ciencia ficción allá. De hecho, no es muy común en Francia que haya amigos (o parejas) entre personal de la compañía, a pesar de lo que nos diga el cine de Dany Boon.
Hace años, se contemplaba a las empresas francesas con cierto escepticismo, ya que se dudaba de su capacidad para afrontar la globalización. Sin embargo, están pasando la prueba del algodón con nota en esta crisis. Sin ir más lejos, ahí están los bancos. Aquí nos hemos cansado de presumir de Santander o BBVA, pero ¿nadie dice nada de BNP, Societé o Credit Agricole? Son tan grandes como los españoles y no han precisado de rescates ni han protagonizado quiebras escandalosas. Societé tuvo el caso Jerome Kerviel, pero también Santander ha tenido sus cosillas estos años.
Continuemos. Según datos de principios de febrero, Francia, tiene 17 compañías entre EuroStoxx 50, con una capitalización superior a los 700.000 millones. Casi un 20% de todas las empresas de dicho índice son galas.
Sorprende Alemania, teóricamente la locomotora europea, con 13 y 560.000 millones.O sea, menos y con menor valor. A priori, la imagen que nos llega de Alemania es la de que son los grandes exportadores, con compañías de gran calidad, prestigio y capacidad de afrontar la crisis. Pero la principal economía europea está a distancia considerable de la élite bursátil del viejo continente. Le ganan los galos. En especial, Alemania tiene un papel muy deficiente en banca. Nosotros, a mucha distancia.
España tiene un problema. Sus compañías son magníficas. Líderes mundiales, con presencia exterior. La mayor parte de sus ingresos llegan de fuera, lo que confirma que son multinacionales de gran peso específico. Pero el mercado interior se les queda muy estrecho. Y lo solucionan con despidos. El ejemplo que mejor simboliza esto es Telefónica. La operadora que preside César Alierta ganó 10.000 millones de euros el año pasado, una cifra jamás vista en España y apenas en Europa.
Sin ir más lejos, la mayor compañía del EuroStoxx, la francesa TotalFinaElf ganó 7.600 millones de euros. Levemente inferiores fueron los de BNP Paribas. Sólo se le acerca el mega gigante farmacéutico Sanofi Aventis, con 9.260 millones.
Pero basta con pasar unos días en París para darse cuenta de que el pulso de la crisis en Francia es muy distinto al de España. Allí se trabaja, pero no hay sensación de que el propio país es el problema en las compañías locales. Es cierto que impera un claro proteccionismo por parte del Gobierno, que impide que vaya a llegar cualquier operador de fuera a quedarse con alguna compañía de bandera.
En los momentos convulsos las grandes y sencillas verdades son las que se imponen. ¿Cómo van a progresar las compañías españolas en nuestro mercado local si crece el paro? Todas viven de vender y si tenemos casi cinco millones de parados, les irá peor necesariamente.
Las empresas locales tienen dos retos ante si: abrir nuevas vías de negocio e ingresos en nuestro mercado doméstico, potenciando áreas como el I+D+i. Y aceptar un rol de responsabilidad social inevitable. La petición de Zapatero de habilitar unas cuantas miles de becas es una pequeña gota de agua en un océano, pero por ahí deberían ir los tiros. Personal joven, parados de larga duración…
Si España pasa a ser un problema para las empresas, tenemos un problema y muy gordo. Desde aquí abajo, miro con envidia el ejemplo francés. Ojalá copiemos alguna cosa en beneficio de la sociedad. Eso traería mayor cohesión social y articularía algo más el país, que falta nos hace.