El Ministerio de Trabajo de Brasil ha emitido 52 actas de infracción de las normas laborales contra la Zara tras inspeccionar dos talleres que venden a una proveedora de la multinacional española ropa fabricada con mano de obra en «condiciones de esclavitud», confirmó este jueves una fuente oficial.
El asesor de la Secretaría de Inspección de Trabajo Renato Bignami explicó que los expedientes fueron emitidos contra la compañía Zara en Brasil después de la inspección de dos talleres que fabricaban ropa para la firma textil AHA, que suministra el 90 por ciento de su producción al grupo español.
De acuerdo con el funcionario, la Superintendencia Regional de Trabajo inspeccionó esas dos talleres en São Paulo donde el pasado 26 de julio fueron «rescatados 15 trabajadores», 14 de ellos bolivianos y una mujer peruana. Entre esos trabajadores había una adolescente de 14 años, por lo que entre las irregularidades cometidas hay indicios de trabajo infantil, agregó la fuente.
Según Bignami, los empleados estaban sometidos a vigilancia intensiva, con las libertades restringidas y con «jornadas extenuantes» de más de doce horas. Los talleres donde trabajaban eran también sus residencias y presentaban condiciones de precariedad, sin respeto a las normas de salud y seguridad laboral, añadió Bignami.
El origen de la investigación
La inspección realizada en São Paulo se inició después de que la Superintendencia ejecutara una operación en junio en la localidad de Americana, en el estado de São Paulo, en la que fueron encontrados 52 bolivianos que trabajaban «en condiciones análogas a la esclavitud» en firmas proveedoras de la firma española.
«A partir de entonces se comenzó a investigar la cadena productiva de Zara», agregó el inspector. Según el funcionario, a pesar de que los talleres están subcontratados, «la inspección entiende que la responsabilidad es de Zara» y la multinacional española tiene derecho a apelar los autos.
Las operaciones forman parte de un programa para la erradicación del trabajo en régimen de esclavitud de la Superintendencia Regional, que desde 2009 ha llevado a cabo 300 inspecciones y ha emitido más de 200 actas de infracción. Según la ONG Repórter Brasil, que ha seguido la operación de los inspectores, los talleres eran una suerte de viviendas, con pocas ventanas cubiertas por tejidos oscuros, espacios hacinados y sucios y niños circulando entre las máquinas de costura.
Esa última fuente señaló que los inspectores se incautaron de documentación con anotaciones de las deudas contraídas por los trabajadores reclutados en Bolivia y Perú en concepto de pasajes aéreos. Según las investigaciones, los salarios recibidos oscilaban entre 274 y 460 reales (de 156 y 290 dólares), por debajo del salario mínimo vigente en Brasil, de 545 reales (344 dólares).
Estrella Digital/Efe