Los consumidores han elegido a Bankia como ‘La Peor Empresa del Año’, acaparando el 48% de los votos en estos premios organizados por FACUA-Consumidores en Acción desde 2010 y que se otorgan el 15 de marzo con motivo del Día Mundial de los Derechos de los Consumidores
23.500 millones de euros es la factura que esa aberración surgida de la fusión de cajas llenas de agujeros llamada Bankia debe a todos los españoles para tapar la gigantesca deuda que han dejado sus grandes gestores. Es el símbolo de que esta crisis es una estafa y de que sus causantes saldrán fortalecidos de ella a costa de todo tipo de recortes para los ciudadanos.
A través de la web de FACUA los consumidores han votado desde el 4 de marzo a las cinco nominadas: Bankia, Endesa, Iberdrola, Movistar y Vodafone. En las tres primeras ediciones, la ganadora fue Movistar.
En segunda posición ha quedado Endesa, con el 17% de los votos. A la vez que fomenta que el Gobierno apruebe enormes subidas de tarifas, la eléctrica intenta convencer a los usuarios de que sus descuentos en el mercado libre garantizan un ahorro en las facturas cuando el efecto real es justo el contrario. Las irregularidades de Endesa crecen y se devalúa su trato a los usuarios, que cada vez tienen más miedo a la factura de la luz.
El peor anuncio, también de Bankia
Bankia también ha protagonizado en esta edición el premio a El Peor Anuncio del Año, con el 56% de los votos por su campaña «Todo un futuro juntos». «Una cuenta en la que, si todos aportamos lo mejor que tenemos, todos seremos titulares de lo que está por venir», decía Bankia hace un año en su publicidad. Y tanto que lo seremos: esa cuenta del banco nacionalizado en la que todos somos hemos sido obligados a ser titulares nos ha salido finalmente a pagar. El lema del anuncio se ha convertido en una triste realidad a la que estamos atados.
El segundo anuncio más votado ha sido el de Vitaldent, con el 18%. ¿Desde cuándo la nacionalidad guarda relación con la calidad del servicio? La empresa ha optado por potenciar un estereotipo un tanto xenófobo mostrando a dentistas de acentos latinoamericanos haciendo gala de una dudosa profesionalidad y en un ambiente sórdido. Frente a ello, los anuncios de las clínicas Vitaldent ofertan la atención de dentistas jóvenes y atractivos. ¿Así describe su valía?
Los otros tres nominados eran el anuncio del producto fraudulento para adelgazar Alcachofa de Laón de La Tienda en Casa (El Corte Inglés), el de la tarifa que se publicitaba engañosamente como «sin límites» de Amena.com de Orange y la campaña «el amor según la Cuenta Nómina» de ING Direct.
En la edición anterior, El peor anuncio del año fue el spot con el que Movistar presentaba una asamblea de ciudadanos, emulando al 15M, en la que decidían las tarifas de la empresa.
La peor práctica empresarial, los desahucios a familias
En la tercera categoría de estos premios, La peor práctica empresarial del año, los desahucios a familias llevados a cabos por la banca han acaparado la mayoría de los votos, el 52% de los votos. Familias expulsadas a la calle porque no pueden pagar sus hipotecas mientras los bancos acumulan pisos vacíos que son tratados como inversiones y no como un derecho de los ciudadanos. Cientos de miles de familias se han quedado sin techo desde el inicio de la crisis. Y la banca pide al Gobierno que no cambie la ley para poder seguir desahuciando sin piedad.
La segunda práctica empresarial que ha recibido más votaciones, con el 16%, también es bancaria: las participaciones preferentes. Es el corralito español. Un producto financiero complejo de alto riesgo que la banca vendía a pequeños ahorradores, incluso a personas analfabetas o con discapacidad intelectual, prometiendo que era una inversión segura. A día de hoy, miles de familias tienen secuestrado su dinero por los bancos que cometieron el macrofraude de las preferentes ante la pasividad gubernamental.
Las otras tres nominadas en esta categoría eran las cláusulas suelo de las hipotecas, los contratos de permanencia abusivos y las subidas de los carburantes.
En la anterior edición, la peor práctica empresarial fue el reparto de bonus a directivos de bancos rescatados.