Amancio Ortega, poseedor de la primera fortuna de España, cuenta con un capital estimado en 47.600 millones de euros, lo que equivale a todo el patrimonio acumulado por los 20 siguientes de la lista ‘Forbes’ de las personalidades españolas más ricas, que será publicada en noviembre.
A pesar de que la identidad de la primera fortuna española no ha sido desvelada aún por la publicación, la última edición del ranking de los más ricos del mundo elaborado por ‘Forbes’ situaba al fundador de Inditex como el tercer hombre más acaudalado a nivel mundial, sólo por detrás del mexicano Carlos Slim y el estadounidense Bill Gates.
En el caso de España, ‘Forbes’ destaca que entre los sectores más pujantes, el textil encabeza la actividad a la que se dedican los más ricos, puesto que en el listado nacional elaborado por la revista aparecen tres grandes empresarios de la moda entre los diez más ricos, con un capital acumulado de hasta 56.800 millones de euros.
Además del sector textil, ‘Forbes’ señala a la venta de inmuebles, el mundo de las inversiones y las finanzas bursátiles o la alimentación, como algunos de los nichos de negocio en los que las más ricas familias españolas han conseguido sus grandes patrimonios.
De hecho, la publicación apunta que los «enormes tentáculos» de las grandes fortunas españolas se extienden por todo el Ibex 35, bien mediante participaciones directas en el capital de las empresas o a través de sicav y los exclusivos fondos de inversión en los que participan.
En este sentido, ‘Forbes’ indica que Acerinox, Ebro Foods, Cie Automotive, ACS, Ence, Banco Sabadell, Cvne, Fersa, Sacyr e Indra son los favoritos de las grandes fortunas españolas.
«Más bolsa, menos deuda pública y mucho depósito. Esta es la estrategia tipo que han seguido los ricos españoles durante los últimos trimestres», destaca la revista, que considera que las dudas en el proceso de construcción europea, la debilidad de la economía española y las pérdidas acumuladas por muchas grandes fortunas en 2012 han obligado a los ricos españoles «a nadar y guardar la ropa», aunque poco a poco vuelven a mirar a la renta variable.