HSBC pretende recortar entre 22.000 y 25.000 puestos de trabajo en todo el mundo, lo que equivale aproximadamente al 10% de su plantilla global, en el marco de una profunda reestructuración de la entidad, que incluye la venta de sus operaciones en Turquía y Brasil, donde además cuenta con otros 25.000 empleados, según ha informado el banco británico.
En el marco de esta reestructuración, HSBC planea reducir sus activos en riesgo de mora en cerca de un 25%, así como lograr un ahorro anual de costes de entre 4.500 y 5.000 millones de dólares (4.050 y 4.500 millones de euro) para 2017, asumiendo un impacto negativo de entre 4.000 y 4.500 millones de dólares para lograr este objetivo.
En concreto, los recortes planteados por la entidad británica afectarían en unos 21.000 efectivos a áreas relacionadas con las transformación digital de HSBC, que permitirían ahorrar unos 3.100 millones de dólares anuales (2.790 millones de euros).
A esta cifra, se sumaría el recorte de entre 2.500 y 3.000 puestos de trabajo por la reducción de gastos externos, la reordenación de funciones a nivel global y la revisión de la posición del banco en mercados inmobiliarios clave, lo que reportará un ahorro de costes de unos 700 millones de dólares anuales (631 millones de euros).
Paralelamente, HSBC acelerará sus inversiones en Asia, donde planea desarrollar su actividades en la provincia china de Guangdong y en la región ASEAN. Asimismo, el banco británico planea expandir su negocio de gestión de activos y seguros en Asia.
El mayor banco europeo refuerza así su apuesta por el continente asiático, donde podría trasladar finalmente su sede, y señala su intención de «optimizar su red global» mediante la reducción de su complejidad, incluyendo la venta de sus operaciones en Turquía y Brasil, aunque seguirá ofreciendo servicio a grandes clientes corporativos en el país sudamericano.
«El mundo ha cambiado y necesitamos cambiar con él», subrayó el consejero delegado del banco, Stuart Gulliver, quien destacó la cada vez mayor interconexión mundial y las perspectivas de mayor crecimiento para Asia, que se convertirá «en el centro del comercio global en la próxima década».