El presidente y consejero delegado de Toshiba, Hisao Tanaka, abandonará la compañía después de que una investigación independiente haya desvelado que la multinacional infló sus resultados durante prácticamente siete años.
Además de Tanaka, también han renunciado a sus cargos en la compañía nipona Norio Sasaki, predecesor de Tanaka en la dirección de la compañía y actual vicepresidente del consejo de administración de Toshiba, así como Atsutoshi Nishida, actual miembro del consejo de la multinacional y predecesor de Sasaki como máximo ejecutivo.
Por su parte, Masashi Muromachi, actual presidente de Toshiba, asumirá provisionalmente la dirección ejecutiva de la compañía.
Un informe elaborado por expertos independientes desveló este lunes que Toshiba había inflado sus resultados en 151.800 millones de yenes (1.127 millones de euros) entre 2008 y finales de 2014, una cifra tres veces superior a lo estimado inicialmente.
En este sentido, las conclusiones de la investigación señalaron que estas malas prácticas se habían extendido durante tres generaciones de consejeros delegados, remontándose al mandato de Atsutoshi Nishida entre 2005 y 2009, según recoge 'Financial Times'.
Asimismo, el panel acusaba a los dos siguientes consejeros delegados de ser conscientes de que los beneficios de la empresa estaban sobrestimados y no haber adoptado decisión alguna para enmendar esta situación.
Tras la publicación del informe que cuestionaba la gestión de la cúpula directiva de Toshiba, la compañía anunció que adoptaría las medidas oportunas para corregir sus cuentas en la medida necesaria, incluyendo la necesidad de contabilizar amortizaciones de activos fijos.
El escándalo contable detectado en la multinacional llevó al ministro japonés de Finanzas, Taro Aso, ha expresar su preocupación por el impacto negativo que podría llegar a tener en la reputación de Japón en los mercados.
«Si no se consigue implementar apropiadamente la gobernanza corporativa, (Japón) podría perder la confianza de los mercados», declaró Aso en una rueda de prensa, donde califició las irregularidades como algo «muy lamentable».