La lucha contra la elusión fiscal por parte de las grandes multinacionales, que no es lo mismo que evasión (que sí es un delito), avanza tímidamente en Europa. Algunos países europeos han dado pasos adelante, ya sea mediante el establecimiento de investigaciones más exhaustivas o de acuerdos cordiales con las grandes corporaciones para poner coto a determinadas prácticas y vericuetos que les permiten sortear el pago de obligaciones fiscales. Sin embargo, en España no se ha seguido esa línea en los últimos años. Los sucesivos gobiernos siguen lejos de combatir unas actividades que, en el conjunto de la Unión Europea, permiten a las grandes compañías esquivar el pago de unos 70.000 millones de euros.
Los avances no solo se han producido en países concretos. También a escala comunitaria, la propia Comisión Europea ha dado un paso adelante. El pasado 28 de enero el órgano de gobierno europeo presentó una serie de medidas para acabar con la ingeniería fiscal. A través de seis iniciativas espera permitir a los países neutralizar en gran medida las maniobras fiscales de las multinacionales.
La normativa prohibiría seis prácticas tributarias, entre las que se encuentran: transferir beneficios a filiales de países donde se pagan menos impuestos; la ‘doble no imposición’ de ciertos ingresos; las transferencias de activos para evitar el pago de impuestos; la creación artificial de deuda para reducir el pago de impuestos; la explotación de incongruencias entre legislaciones nacionales y, por último, la planificación fiscal agresiva en general.
Los primeros en exhibir avances de calado en la lucha contra la elusión han sido Reino Unido e Italia. Ambos países han llegado a diferentes acuerdos con empresas de renombre y conseguido ingresar 157 millones de Google y 318 millones de Apple.
Elusión en europa
La elusión fiscal de las grandes multinacionales en los países europeos se lleva a cabo mediante un procedimiento que se puede resumir en tres pasos. En primer lugar, la sede social de la empresa se coloca en un territorio con ‘fiscalidad amigable’. El estado de Delawere, en EEUU (Google tiene allí su sede), es uno de los territorios preferidos porque no grava los impuestos que se obtienen fuera de su territorio.
En segundo lugar, las empresas establecen su matriz europea (la que dará soporte a las filiales) en un territorio europeo que ofrezca la mejor regulación y fiscalidad. Uno de los preferidos es Irlanda, no solo porque tiene el tipo del Impuesto de Sociedades más bajo de Europa, sino que también ofrece importantes exenciones para las grandes empresas tecnológicas. Por ello, compañías como Google, Facebook, Twitter o Linkedin tienen su sede en Irlanda. No son las únicas en recurrir a esta fórmula. Amazon o PayPal tienen su matriz europea en Luxemburgo.
Por último, las mismas empresas establecen filiales en terceros países europeos, a los que venden los servicios de su matriz europea. Al prestar servicios a las filiales, pueden imponer un coste ‘inflado’ para aumentar gastos y reducir beneficios, lo que reduce a cero el pago de impuestos allí donde radican las filiales. En ese último punto es dónde se ha acentuado la lucha.
Situación en España
En España la situación es algo más compleja que en otros países debido a que existen menos recursos para comprobar y controlar las declaraciones fiscales de las filiales. Al contrario de lo que ha ocurrido con Italia, en España no ha habido investigaciones exhaustivas a las filiales de las grandes multinacionales.
Una de las pocas investigaciones que se han realizado en España fue a Google en 2012, tras contabilizar perdidas de su matriz española en años anteriores. La investigación se resolvió cuando la empresa tecnológica acepto pagar 1,9 millones de euros al fisco español, aunque sólo pago 1,1 millones debido a que el resto lo tenía provisionado como activos diferidos.
Google no es la única empresa que ha levantado sospechas por su baja tributación en comparación con sus ‘teóricos ingresos’. Apple Retail, una de las dos filiales de la empresa de la manzana en España, apenas ha pagado impuestos en los últimos cinco años, pese a batir récords de ventas año tras año. Hasta 2014, cuando pagó 2,4 millones, había aportado al fisco 200.000 euros en 2013 tras no pagar en 2010, 2011 y 2012.
La razón que aducía la firma y que destapó el diario ‘El País’ era que el 99% de la ventas en España las tributaba la matriz irlandesa. El mismo caso es el que ocurre con Amazon y sus dos filiales, Amazon Spain Services y Amazon Spain Fulfillment, que pese a que han aumentado su facturación hasta 2014 no reconocieron beneficios positivos.
¿Qué hacen otros países?
Los diferentes países actúan desde dos frentes: por un lado, legislan para que las empresas filiales paguen de manera idéntica los beneficios a lo que hace una empresa local. En ese sentido actuó Italia, que abrió diferentes investigaciones a la filial de Apple en Milán.
La gigantesca empresa tecnológica actuaba de la misma manera que en España: su filial ofrecía servicios a la matriz de ventas, que se encuentra en Irlanda. Los precios se inflaban de tal manera que se reducían los beneficios de la filial italiana y se reducían prácticamente a cero los impuestos que tributaba. Tras varias investigaciones por fraude fiscal, Apple ha aceptado pagar hasta 318 millones de euros, casi ciento cincuenta veces más que lo que pagó en España en 2014.
El otro movimiento de los países es negociar directamente un pago ‘fijo’ o un tipo reducido para la propia empresa. Este es el procedimiento que ha utilizado el Reino Unido para que Google pague hasta 158 millones, aunque este movimiento ha levantado dudas, debido a su dudoso encaje legal. Bruselas ya ha avisado de su intención de abrir una investigación en torno a este acuerdo.